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Townshend, que subió al escenario gritando improperios, le da latigazos a su guitarra y su brazo comienza a girar. No hay pausas y todo sigue con “Substitute”. Zak Starkey, el hijo de Ringo Starr, es el dueño de las baquetas que dejó el mítico Keith Moon fallecido en 1978, y juguetea con los tambores de su batería antes del inicio de una rockera versión de “Who are you”.
Todo es fiesta y Daltrey agita el cable del micrófono en distintas direcciones. Todos los movimientos ya patentados por los músicos están ahora en directo desde Río de Janeiro en el festival más grande del mundo.
En la Ciudad del Rock, The Who se convirtió el sábado en una aplanadora musical que sigue arrollando con éxitos como “The kids are alright” y “I can see for miles”, con una voz mucho más grave de Daltrey, que continúa el vendaval atropellándose con el tartamudeo de “My generation”.
La jornada en el Palco Mundo iba a terminar de madrugada con Guns N’ Roses, quienes con su formación más tradicional en dos décadas, coronadas por el regreso de Slash y Duff McKagan, volvían al continente prácticamente un año después de su último viaje junto a Axl Rose.
Antes del vendaval de The Who, la jornada del sábado había comenzado con ritmos más cercanos al pop, con los colombianos de Bomba Estéreo, conjugando su cruce de ritmos latinos y alternativos; Incubus, la banda capitaneada por Brandon Boyd.
La banda estadounidense Bon Jovi también fue plato fuerte del festival el viernes, quien en un día complicado por tiroteos en favelas y con Tears of Fears como teloneros, demostró su vigencia al prender los ánimos con temas como “Runaway” “Saturday night”, “It’s my life” y “Livin’ on a player”, que enloquecieron a los fans.
Aerosmith, por su parte, hizo lo propio el mismo día con temas como “Cryin”, “Livin’ on the edge”, “Crazy” y “Walk this way”.