Desde 2003 Mónica del Carmen es una actriz indígena que pisa fuerte. Originaria de Miahuatlán, Oaxaca comenzó a estudiar actuación a los 18 años. Ha participado en teatro, televisión y cine y este año está nominada para recibir su segundo premio Ariel (el primero, como Actriz en la cinta Año bisiesto, en 2011).

La mexicana se siente orgullosa de formar parte de una generación de mujeres en el cine que exponen temas femeninos dentro y fuera del set. En su caso, además del acoso, se ha enfrentado con el racismo.

“Pocas veces me ha tocado ser otra cosa que ama de casa o migrante o prostituta o trabajadora doméstica, pareciera que es muy difícil, yo cada vez que lo reflexiono siento que las personas indígenas estamos por todos lados, incluso en empleos que se considerarían de una clase social más alta, sin embargo, en la ficción seguimos repitiendo los estereotipos de clase que hay en contra de nosotras, no sólo por ser mujeres, sino por ser morenas o tener rasgos indígenas”, afirmó.

La esperanza de la intérprete de 38 años está en las nuevas generaciones, que considera ya están trabajando en romper los imaginarios sociales establecidos. Incluso ahora, considera que como ella hay mujeres transformando cánones de belleza, como su paisana Yalitza Aparicio.

“Las novelas y estas películas con las que crecimos han sentado en nuestra sociedad cánones de belleza a los cuales todavía no podemos acceder por ser una cultura con una predominancia indígena, sin embargo, creo tenemos una esperanza en que cambien, el ejemplo es Yalitza, que ha sido un parteaguas y todas estas mujeres que están replanteando la idea”, dijo Del Carmen.

Con su papel de Concha, para la película "Asfixia", de Kenya Márquez, que además está nominada en seis categorías más al Ariel, entre ellas Director y Película, plantea la idea de romper con la ideología del machismo desde lo femenino; se trata de una mujer obsesionada con casarse para sentirse realizada. El público incluso creó el hashtag #TodosSomosConchita, que refleja la identidad que hallaron.

“Cuando hice esta película recién salía de una relación tóxica, por eso me parece interesante este personaje, va más allá de una cultura o de una raza, la violencia de género es una situación que se vive en México y que tenemos arraigado el machismo”.

A futuro, espera que la pandemia le permita ir al Festival de Cine de Venecia y el Festival de Cine de Toronto, donde la cinta Nuevo Orden, de Michel Franco, en la que también participa, fue seleccionada oficial.

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