Cada mañana, una voz acompaña los pensamientos de miles de personas en sus hogares y autos, tejiendo rutinas y emociones desde hace 25 años.
Mariano Osorio no sólo conduce una revista radiofónica, sino que ha creado un ritual que incluye reflexiones, risas y lecturas que, entre palabra y palabra, hacen la vida más llevadera para millones de personas; una responsabilidad que asume con gusto.
Desde aquel niño en Tuxpan, Veracruz, fascinado por la magia de la radio, hasta el joven que llegó a la Ciudad de México para estudiar Comunicación y encontró su gran oportunidad en Stereo Joya —hoy Joya 93.7—, en el convulso 1994, Mariano se ha consolidado como el indispensable de la radio en México
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Pero ese oasis que ha sido para tantos, con su voz cercana y cálida, no siempre ha reflejado la calma en su propia vida. Mariano ha enfrentado momentos de profundo dolor, como el fallecimiento de su esposa, María Teresa, que lo obligó a reinventarse como padre y a encontrar fuerzas en los lazos con sus tres hijos.
Esas tormentas personales, junto con su faceta más lúdica —como su apasionada lealtad al Cruz Azul—, son temas que comparte con EL UNIVERSAL.
¿Qué significado tiene para ti la radio?
Ha sido una conexión emocional muy fuerte. Desde que era niño, me ha acompañado. Me encanta cómo me permite conectar con tantas personas, no sólo a través de la música, sino con mensajes profundos que tocan temas universales. Hoy, después de tantos años, siento que ha hecho mis sueños realidad.
Tu programa marcó un antes y un después, ¿qué hizo para conectar con la audiencia?
Cuando iniciamos (1994) el contexto social estaba muy complicado. El levantamiento zapatista, el asesinato de Colosio y la crisis económica fueron momentos difíciles. Y en ese escenario, mi programa surgió como un oasis. Combiné música con contenido reflexivo, algo que no era común en ese entonces. Mis entrevistas no sólo buscaban promocionar, sino profundizar en la vida de los artistas. La audiencia comenzó a voltear hacia nosotros, y el éxito llegó rápidamente. Después de cinco años, expandimos el programa a siete horas diarias.
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¿Es lo que llamas la “radio inteligente"?
Al inicio no tenía experiencia en periodismo, pero mi formación con grandes maestros, como Carlos Monsiváis, me ayudó a entender la importancia de dar información de calidad y con profundidad. La “radio inteligente” es la mezcla entre infoentretenimiento y cultura, pero valorando la conexión auténtica con la audiencia.
¿Cómo se logra seguir adelante con las dificultades de la vida y ser ese oasis para otros?
La pérdida de mi esposa María Teresa (en 2016) fue un momento muy doloroso para mí, pero también de mucha reflexión. Mis hijos y yo nos acercamos aún más después de su partida. La transición de una familia con niños pequeños a una más madura fue desafiante, pero también me permitió ser más presente y consciente de las necesidades emocionales de mis hijos. Ahí, la respuesta de mi audiencia fue increíblemente empática, y eso me ayudó a seguir adelante.
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¿Te has adaptado al streaming y los podcasts?
La migración es innegable. Aunque las formas de consumir contenido cambian, las necesidades emocionales son las mismas. Mi misión es seguir adaptándome sin perder mi esencia. Los podcasts han abierto nuevas oportunidades, en noviembre lanzaré mi propia serie de audio, llamada Doble oscuridad.
Eres tan fiel a la radio como al Cruz Azul...
Cruz Azul es una de mis grandes pasiones. El futbol me ha enseñado mucho sobre la vida: cómo lidiar con los altibajos y aprender a resolver problemas. La evolución de Cruz Azul y su liderazgo actual me llena de esperanza, y me ilusiona. Y de la radio, es mi vida y lo que más disfruto, no me veo haciendo otra cosa.