La película mexicana El diablo fuma (y guarda las cabezas de los cerillos quemados en la misma caja), de Ernesto Martínez Bucio, ganó ayer el premio a Mejor ópera prima en el festival de cine de Berlín, pero por poco no hay nadie que hubiera recibido el premio, pues prácticamente todo el equipo había abandonado Alemania.

Gabriela Gavica, productora del filme, ya estaba en México cuando la madrugada del viernes recibió un mensaje telefónico del certamen, de que por favor se regresaran, pero era imposible encontrar un vuelo a esas alturas de la semana.

Y el realizador, junto con su familia, había comenzado un “eurotrip” para descansar unos días tras las funciones en uno de los festivales más importante del orbe, junto con Cannes y Venecia.

Pero algo habría para la cinta que sigue a cinco niños que se quedan a solas con su abuela y empiezan a involucrarse en eventos desafortunados con los vecinos, mientras absorben los miedos de ella.

“Habíamos ido a la premier pero después todos comenzamos a irnos (risas); ya Ernesto movió cielo y tierra para regresarse y llegó barriéndose”, detalla Gavica.

En la ceremonia de premiación se indicó que El diablo fuma se trataba de una película que era un recordatorio sobre la responsabilidad sagrada de proteger la belleza y la inocencia de los niños.

“Hemos visto la aniquiliación de miles de niños como meros daños colaterales por fuerzas políticas”, se mencionó en el certamen.

Y cuando Martínez Bucio subió al escenario para agradecer el galardón que regresa a México tras 10 años, cuando en 2015 triunfó 600 millas de Gabriel Ripstein, estaba visisblemente emocionado.

“Es una historia que sale de nuestro corazón contada por cinco niños que cambiaron mi vida hace dos años. Si tienes que elegir entre miedo y amor, siempre elijan amor, por favor”, dijo el realizador.

El premio cuenta con una dotación de 50 mil euros (aproximadamente un millón de pesos, la 20ava parte del costo promedio de una cinta nacional), aportados por la GWFF (Gesellschaft zur Wahrnehmung von Film- und Fernsehrechten), una sociedad dedicada a proteger los derechos cinematográficos y televisivos.

El rodaje se complicó porque al ser uno de los últimos proyectos apoyados por el extinto Fidecine tuvo que esperar a que todo se resolviera por medio de Focine. Estaba contemplada para filmarse en 2021 y se pospuso hasta 2023: “Fue un momento en que no sabíamos qué iba a pasar, nos tardamos un buen (de tiempo) en que se nos explicara cómo íbamos a ser beneficiados”, dice Gavica. “Ganamos el Gabriel Figueroa Found en Los Cabos y aplicamos al Eficine por un pedacito mientras resolvían el tema Focine. Ya rodamos con el apoyo dado. Esta es una película chiquitita, estamos sorprendido de hasta dónde ha llegado”, añade.

Berlín marca el inicio del recorrido festivalero de la cinta, que ya cuenta en Bendita Films con su agente de ventas internacionales. También ha sido aceptado en festivales de Europa y Latinoamérica que pronto se darán a conocer.

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