Sin el Foprocine, que este año se extinguió por orden presidencial, la cinta Sin señas particulares no se habría hecho y obvio no hubiera ganado ayer en el Festival de Cine de San Sebastián.

El fondo que apoyaba películas autorales y de arte respaldó el relato de una mujer que busca a su hijo desaparecido.

“El Foprocine fue motivo del surgimiento de muchas carreras, entre ellas la nuestra”, dice Astrid Rondero, productora del largometraje que ganó los premios Horizontes Latinos y el de Cooperación Española.

“En este caso particular la película no hubiera existido sin el Foprocine, pues habla de un tema difícil y fue el capital semilla que nos ayudó a conseguir más aliados”, agrega.

Espera que las autoridades y diputados protejan al cine nacional y continúen apoyándolo, luego de que la Secretaría de Hacienda propone disminuir más de 60 millones de pesos al sector cinematográfico para 2021.

Sin señas particulares ya fue vendida en Asia, EU, España, Países Bajos, Francia y Alemania; para México. Hasta ahora serán Astrid y la directora Fernanda Valadez quienes la distribuirían, buscando inicialmente comunidades y circuito cultural.

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