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A punto de cumplirse un año de la partida de Matthew Perry y tras una exhaustiva investigación en la que se involucró a la DEA, la policía de Los Ángeles y el servicio de correos, nueva información ha salido a la luz.
Hace unos días, las autoridades estadounidenses informaron sobre la detención de, al menos, cinco sospechosos en la muerte del actor, y entre los que se encontraban su asistente Kenny Iwamasa, el doctor Salvador Plasencia, dos personas cercanas a Perry y una conocida traficante. Según los primeros reportes, los sujetos serían los responsables de haberle suministrado fuertes cantidades de ketamina, sustancia que terminó por arrebatarle la vida.
Aunque, hasta ese momento, no se dieron a conocer más detalles, "US Weekly" informó que Perry junto a Iwamasa, habrían gastado más de 55 mil dólares (alrededor de un millón de pesos) en frascos de ketamina durante los 29 días previos a su deceso.
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El medio también reveló que Iwamasa mandó varios mensajes de texto a sus "proveedores" para que solicitarles el anestésico; incluso, en una ocasión se reunieron con Plasencia en un estacionamiento para que le inyectaran dicha sustancia.
Asimismo, revelaron que Plasencia llegó a suministrarle hasta dos dosis del medicamento en un solo día, lo que provocó que su presión arterial aumentara "a niveles peligrosos" y el actor "no pudo hablar ni moverse" durante mucho tiempo.
El día de su muerte, Iwamasa le inyectó ketamina tres veces a Perry, luego de que éste le pidiera "una grande", informó el medio, citando documentos judiciales.
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