El teatro es un arte antigüo y como tal está lleno de rituales y supersticiones, esa es la razón por la que se evita pronunciar en el escenario “Macbeth”, nombre del príncipe maldito creado por Shakespeare que genera, al escuchar que se le llama, que cosas malas sucedan.

“Yo no creía, pero de repente pasan cosas que me hacen pensar que sí, pero yo prefiero pensar que debemos ser muy respetuosos siempre con el teatro y con Macbeth”, explicó la actriz Adriana Montes de Oca, quien forma parte de la puesta en escena Mabel.

Dicho montaje lleva al público a ser testigo de cómo dos actores intentan en vano completar una representación completa de Macbeth, sorteando los sobrenaturales imprevistos que la obra parece imponerles en cada escena. No será nada fácil, casi toda la compañía ha desistido, y solo ellos se embarcarán en la peligrosa aventura de hacer una función intentando salir ilesos.

“Al final estamos contando una comedia basada en este clásico y tenemos que entrarle al juego de que sí existe la maldición y que haremos cosas para que no nos pase nada”.

Esta puesta estrenó en 2023 y actualmente se encuentra en su tercera temporada, ahora en el Foro Lucerna, a partir del 21 de abril.

“Ha sido una experiencia divertida, al público le encanta, siempre es muy entretenido ver sufrir a actores, por lo que estamos muy emocionados de volver”, expresó Montes de Oca, quien comparte escenario con Santiago Zenteno y alterna funciones con Angélica Bauter.

Adriana define esta obra como un ejercicio actoral extremo, o como volver al gimnasio después de unas vacaciones; porque deben encarnar a varios personajes sólo dos actores, proceso que la actriz describe como muy rico a nivel creativo y que se logra gracias a su compañero en escena y al director, Alonso Íñiguez.

“Siento que el teatro es donde uno aprende a resolver, a estar en el presente. Al final Mabel es una obra que debe ser muy precisa y exige de uno estar alerta por si algo sale mal saber cómo reaccionar, pero también la maravilla es que si hay un error el público cree que es parte de la propuesta”.

Como ejemplo Adriana compartió que en un ensayo general con público, se le olvidó el texto y lo gritó a los cuatro vientos, y la gente se comenzó a reír porque pensó que era parte del texto.

Como en todas las obras que hablan del teatro dentro del teatro, siempre hay una identificación de los actores con lo que viven los personajes en escena, porque es como verse en un espejo.

“Conecto mucho con estos personajes porque soy de las que se aferra y dice, ‘hay que hacerlo, ya nos comprometimos, aunque perdamos dinero o salgamos a repartir papelitos para que vengan al teatro’; porque es complejo hacer teatro en México, es mucho trabajo y pocas funciones, entonces al final lo que hace que sigamos haciéndolo en en nuestro país es el gusto y las ganas, pero sobre todo el amor al arte”.

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