En distintos momentos, Luis Miguel ha sido utilizado, consciente o no de ello, como herramienta social, ya sea para distraer a la opinión pública o para limpiar la imagen de algún gobierno.
Así lo detalla el periodista y escritor Alberto Tavira en su nuevo libro Luis Miguel: Por debajo de la mesa, en el que repasa la relación que el cantante ha mantenido con las familias presidenciales a lo largo de cuatro décadas.
“Ya había dedicado un pasaje de mi libro 'Los Salinas' a la relación cercana entre el cantante y esa familia presidencial. Es algo que decidieron omitir en la serie de Netflix, y fue mi primera inquietud: ¿por qué no lo contaron? Creo que esos silencios hablan más de la personalidad que todo lo que se dice de ella abiertamente”, comenta el escritor a El UNIVERSAL.
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A partir de esa duda, el periodista inició una investigación que lo llevó a plantearse cómo Luis Miguel incluso limpió la imagen de algunas instituciones.
“La Secretaría de la Defensa Nacional, por ejemplo, utilizó en 1989 al cantante. Financiaron su video de ‘La incondicional’ y facilitaron sus instalaciones y equipo, todo con el fin de limpiar la imagen de esta institución, ya que ese mismo año se estrenaba la cinta Rojo amanecer, que relata la matanza de Tlatelolco”, detalla Tavira.
“La opinión pública en ese momento lo vio como una gran ayuda del ejército, pero en el fondo todo era para limpiar su propia imagen, y claro que Luis Miguel también se benefició de eso”, añade.
Por debajo de la mesa revela también cómo, en 1991, la decisión de Carlos Salinas de Gortari de otorgarle la nacionalidad mexicana fue una maniobra para limpiar la imagen del gobierno.
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“Era tan grande el alcance de Luis Miguel en esos años que todas estas decisiones causaban un impacto positivo en la opinión pública; con eso, los gobiernos se beneficiaban, quedando mejor parados”, subraya el escritor.
No obstante, considera Tavira, en algunas ocasiones El Sol aprovechó los beneficios de estas buenas relaciones con la clase política. Aun así, la mayoría de las veces ese “ganar, ganar” no fue tan fructífero para el cantante.
“Esta revisión (en su libro) puede servir incluso para que Luis Miguel se dé cuenta de muchas cosas que sucedieron en su entorno y que probablemente no recuerda de la misma manera, porque, claro, él no siempre fue consciente de cómo lo utilizaban estratégicamente”, explica el escritor.
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“En un principio, el que se encargaba de esos vínculos era Luisito Rey, pero más adelante hay momentos de su biografía que son vistos de otra manera por la gente que lo rodeaba”, afirma.
El libro reúne testimonios de personas como Paulina López Portillo, hija de José López Portillo, o figuras como Pedro Torres (productor) y el doctor Gerardo Estrada (gestor cultural).
Estos últimos detallaron, por ejemplo, algunos acuerdos relacionados con la promoción del estado de Guerrero en los que participó Luis Miguel.
“Creo que es mejor contar con los testimonios de la gente que lo rodeaba. No me interesó buscarlo, porque tenía material suficiente para hablar de estas relaciones con el poder, que además él manejaría de otra manera; además, no hago esto para hacer relaciones públicas”, aclara Tavira.