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Hace quince años, cuatro músicos mexicanos decidieron que necesitaban un respiro de la industria musical y de sus respectivas bandas musicales. No buscaban contratos millonarios ni giras interminables, sino un recreo: un espacio para tocar lo que quisieran, cuando quisieran, con quien quisieran.
Así nació Los Concorde, un grupo que desde entonces vive entre la nostalgia, la amistad y la complicidad de los escenarios.
“Este proyecto nació con la única intención de reunirnos, de hacer comunidad, de pelear por la libertad de expresión, por la admiración y la amistad que nos tenemos… y para crear un espacio de recreo para poder romper las reglas, reinventarnos y divertirnos”, compartió Leonardo de Lozanne durante su concierto en el Teatro Metropolitan.
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El viernes por la noche, esa historia volvió a cobrar vida cuando Leonardo de Lozanne, Jonás, Poncho Toledo y Mauricio Clavería aparecieron bajo un escenario de luces de colores. El público ya sabía que no estaba frente a una banda común, sino ante una reunión de viejos cómplices del rock mexicano.
“Bienvenidos, cachorros y cachorras del rock. Gracias por estar aquí esta noche con nosotros. Esta es una noche especial que ni siquiera podemos creer que está ocurriendo”, dijo De Lozanne antes de arrancar con “Esto es el fin”.
Lo que pudo sentirse como un show algo vacío por algunas butacas solas, terminó siendo un encuentro nostálgico con el rock alternativo de hace dos décadas.

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Los Concorde arman el “Rompecabezas” del rock
Con canciones como “Love is a bitch” y “Drammaditc”, el público fue entrando en calor. A mitad del show, las sorpresas llegaron: Alejandro Rosso de Plastilina Mosh, Pedro Frugone de La Ley y El Cha de Fobia subieron como guitarristas invitados, encendiendo el ánimo con colaboraciones que dieron color a la noche.
“¿Ya compraron sus viniles? Los hicimos para ustedes, para esta noche”, lanzó Leonardo De Lozanne, mientras presentaban temas nuevos como “Prueba y error” y “Aprendiendo a bailar”.
El concierto se construyó con pequeñas joyas que hicieron famosas a la banda, pero también con algunas bromas entre el público y la banda. Jonás bromeó tras un solo improvisado: “Me salió el solo”, dijo y desató risas porque admitió que no se aprendió bien la canción. De Lozanne pidió una porra para El Cha, recordando que fue él quien diseñó la portada del nuevo disco en vinilo.

La noche avanzó con “Eso sí dolió”, “Bomba de tiempo” y la inesperada “Mustang”, tocada junto a Ernesto “Bola” Domene, leyenda de la batería mexicana. Entre canción y canción, Jonás dijo con humor: “Cuando era morro era fan de La Lupita, Fobia y La Ley”, mencionó mientras sus compañeros en el escenario lo miraban entre risas e incredulidad.
El concierto cerró con “Rompecabezas”, “Lost my edge”, “Contigo” y “Envenéname”. Un encore que encendió del todo el recinto, dejó la sensación de haber presenciado un pedazo de historia, a pesar de la corta duración del show que no llegó ni a las dos horas de duración. Antes de irse, desde el escenario se tomaron el tiempo de firmar los vinilos del público que se acercaba a ellos.
Si algo definió la noche es que la esencia de Lo Concorde está en volver a tocar juntos, invitar a colegas y amigos, y recordarle al público que el rock también puede ser eso: un recreo compartido.
alm
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