Venecia.— Fue al ordenar viejos papeles de su padre, el famoso escritor y cineasta Guillermo Arriaga, cuando Santiago, su hijo mayor, encontró el guión de "A cielo abierto", tecleado en los 90 en una máquina de escribir clásica.
Al leerlo, fue corriendo a decirle a su hermana Mariana: “¡Lo tengo! ¡Éste tiene que ser nuestro primer largometraje!”
Ambos hermanos ya habían dirigido juntos varios cortos y estaban listos para trabajar como mancuerna en su ópera prima.
“Si algo intenté fue que mis hijos no se dedicaran al cine. Odio a los papás que son contadores y sus hijos también porque los forzaron a hacer lo mismo; pero decidieron estudiar Comunicación y los dos eligieron cine. Ahí dije: ‘ya no voy a pelear contra eso’”, recordó Guillermo.
En entrevista previa al estreno de la cinta en el Lido veneciano, Arriaga no dudó en expresar el mayor orgullo que sintió como padre durante esta filmación.
“En el set trataban a todo el mundo con respeto y con cariño, algo que yo hago en mis rodajes. Me gustan los sets felices y sobre todo respetuosos, en donde no por ser el director tienes derecho a maltratar a los demás. Prefiero que primero haya grandes seres humanos y no grandes directores. Y en esta filmación mis hijos fueron ambos”, expresó.
El aclamado escritor crió a sus hijos entre los sets de sus películas y también en el desierto de Coahuila, en el que se filmó esta historia que fue escrita cuando Guillermo era un treintañero.
“Acababa de ser papá porque Santiago tendría dos años y Mariana cuatro aproximadamente y yo pensaba ‘si me muero, dejar a estos chiquitos solos sería terrorífico’. Ser padre alimentó de manera profunda esta historia”.
La historia de Guillermo con el Festival de Cine de Venecia es larga. Presentó en la Sección Oficial los cortometrajes El pozo y No one left behind, en 2010 y 2019, y ahora, trabaja en Escuadrón guillotina, libro de ficción que, confiesa, se le antoja explotar más. Además, adelanta que ya terminó de escribir tres novelas más.
“Decidí romper con la trayectoria que tenía de hacer películas de cosas que conocía, de lo que era mi barrio. Extrañas, por ejemplo, se sitúa en Inglaterra en 1781 y ahora estoy escribiendo una historia en 1853 en EU, pero los temas son los mismos; cuando me preguntaban por Extrañas decía que ‘es una historia mexicana escrita en Inglaterra’”, bromeó.
Además de la exploración de la naturaleza humana tan presente en el sello Arriaga, está el amor por el norte de México, que en A cielo abierto muestra la grandiosidad de su paisaje.
“Coahuila para mí es el lugar al que siento que pertenezco. Son personas generosas, buenas con ganas. Mi amigo Humberto Enríquez, al que quiero hacer mención especial porque es el dueño del rancho donde filmamos, murió durante la pandemia. Era como un hermano para mí”.
El escritor de la película Amores perros (2000) cuenta que tuvo interés por conservar el guión lo más puro posible.
“No quise meterle mano porque ese fue mi primer trabajo como escritor de cine. Quería que estuviera lo más puro posible, para que quedara la persona que yo era en esos años”.
A cielo abierto, que retrata el viaje de dos hermanos y su hermanastra por carretera, es una película muy personal para los Arriaga: “Es una historia de duelo y de cómo cada persona lo atraviesa”, dijo Mariana. “Habla de los paisajes, del miedo de perder al padre, temas que resuenan con nosotros”, completó Santiago.
El filme, que concursa en la Sección Orizzonti del festival, fue recibido en su premier mundial en la Sala Dársena del Lido con aplausos que emocionaron hasta las lágrimas a los Arriaga.