Falta un mes para que los mexicanos festejen el Día del Padre, pero en Netflix existe una película que desde su estreno no ha dejado de estar entre los primeros lugares y que es protagonizada por Michel Brown y el niño Martino Leonardi.

Se trata del filme “Lo mejor del mundo”, dirigida por Salvador Espinosa (“Backdoor” y “Guadalupe Reyes”), un dramedy que cuando se lanzó, estuvo en el Top 5 de la plataforma streaming en varios países del continente.

La cinta sigue a “Gallo”, un productor de televisión, quien enfrenta un giro inesperado en su vida tras descubrir que no es el padre biológico de Benito, cuya madre acaba de fallecer.

Decidido a cumplir una promesa, emprende un viaje emotivo y lleno de humor, descubriendo ambos verdades sobre ellos mismos y el valor de lo que tienen.

“Es una película que trata de un padre ausente y que se entera después de un accidente que probablemente su hijo no lo es. Lo complicado era que no fuera doloroso o un drama extremo poner la muerte de la mamá y el alejamiento del papá”, expresa Espinosa.

“Y sin duda tiene drama, pero siempre tratando de mantener la luminosidad en todo eso, con toques de comedia y personajes que hagan sonreír”, añade el cineasta.

“Lo mejor del mundo” es la versión mexicana de una cinta argentina titulada “Hoy se arregla el mundo”, de 2022.

La comediante Tato Alexander, actriz en “Cómo sobrevivir soltero”, fue la responsable de adaptar la historia.

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“Chava le vio oportunidades, la argentina es más comedia, algunas situaciones más absurdas, pero el tema de la relación padre hijo siempre fue interesante. No podría haberse hecho si no la podemos contar desde otro ángulo, recontarla como un reencuentro y fue un poco lo que hicimos”, expresa la autora.

Fernanda Castillo (“Una mujer sin filtro” y “Ya veremos”) tiene una actuación especial como la mamá del niño.

Justo, recuerda Espinosa, encontrar al pequeño actor, de entonces 10 años, fue algo providencial. Y tenía que lograr empatía con Brown (“Cásese quien pueda”), con el que es fácil trabajar.

“Al final cuando estábamos por elegir al actor, había unos actores niños que tenían más experiencia, pero lo que nos gustó de Martino era la espontaneidad y su forma de ser, la cosa era que eso se plasmara en la pantalla”, cuenta Espinosa.

“Antes del rodaje intentamos que los dos se hicieran amigos, ensayos juntos, teníamos sesiones para él de quitarse el miedo al ridículo, casi como un curso básico de actuación y funcionó”, recuerda.

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