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El pianista Lang Lang conoce un método para enfrentar los estragos que provoca la pandemia del coronoavirus en la humanidad. Es una fórmula construida con 30 variaciones y nueve cánones cuya estructura de forma ascendente ofrece la sensación de ser simétrica y binaria.
O, en palabras de Lang Lang: “Música para sanar nuestra alma y reconfortar nuestros sentimientos”.
Se refiere a “Variaciones Goldberg”, composición de Johann Sebastian Bach a la que el pianista le concede el poder de otorgar esperanza.
“Sucede con toda la música clásica pero en particular con la de Bach. De pronto parece que esta pandemia no tiene fin y nos provoca una incertidumbre terrible. No tengo duda: la obra de Bach tiene algo que decirle a la gente que padece por el coronavirus”, dice Langa Lang.2
Lo dice por experiencia propia. El pianista más popular de nuestra época que lo mismo aparece junto a Gael García Bernal en la serie "Mozart in the jungle" y en los programas nocturnos de variedades en Europa, se quedó varado en medio de la pandemia con un disco a la mitad.
“No sabíamos qué hacer. Pensamos que quizá lo mejor sería detener el proyecto, posponerlo, para que saliéramos de la cuarentena. Pero luego pensé que justamente eso es lo que necesita la humanidad: música que sane su alma”.
Ese disco, feliz coincidencia, era de música de Bach. Concretamente las “Variaciones Goldberg”, un monstruo del barroco que dura alrededor de 90 minutos y que representa un desafío para cualquier pianista. Lang Lang no fue la excepción.
¿Por qué dudaba tanto Lang Lang (un prodigio que desde adolescente se ha parado en las filarmónicas de Berlín, Viena, Filadelfia, México) en sentarse al piano para interpretar estos ejercicios compuestos por un aria, 30 variaciones y un aria da capo, ligadas por una línea de bajo?
Porque la primera vez que las interpretó, en el 2000 y siendo él un joven de 17 años con aspiraciones, su maestro le aplaudió la técnica, pero luego le explicó que lo que había hecho Bach con estas variaciones iba mucho más allá de un ejercicio barroco.
“Me habló de la energía, de la visión, de la imaginación y la libertad que debería transmitir la música de Bach”.
Todo eso existe en las “Variaciones Goldberg” porque en su origen fueron concebidas para sanar. El conde Hermann Carl von Keyserlingk, embajador ruso en la corte del Rey de Polonia, Augusto III, fue amigo y mecenas de Bach, y en una reunión le comentó que padecía de insomnio, que se sentía agobiado y la ansiedad le impedía dormir.
Bach entonces decidió escribir música para sanar a su patrocinador.
“Por eso esta obra te hace sentir algo mágico, se siente su historia. Grabar las Variaciones fue mucho más difícil de lo que pensaba. No es tanto por las notas, sino porque cada variación te exige un cierto nivel de improvisación, de libertad”.
Publicada en 1741, esta composición de Bach lleva el nombre del clavicordista Johann Gottlieb Goldberg, alumno suyo y músico de la corte de Keyserlingk.
Goldeberg, todas las noches, tocaba desde la antecámara del conde las variaciones para curar su insomnio y darle paz a su espíritu.
Si lo hizo con aquel conde, Lang Lang piensa que la música de Bach puede hacerlo también con todo aquel que lo escuche en estos tiempos de pandemia.
“Es una pieza con una energía positiva, que nos da esperanza. Hoy es un tiempo difícil para todos. No hay conciertos, los músicos la pasan mal económicamente. Nuestro sueño es que la pandemia termine pronto”.
Mientras tanto, mientras la vacuna contra el coronavirus se descubre y la economía se recupera, tenemos a Bach.
“Es la música que nuestra alma necesita”, dice Lang Lang.