La historia de la reina Isabel II y Camilla Parker Bowles ha estado llena de altibajos y controversias desde hace décadas. La relación entre ambas mujeres siempre ha sido tensa, y la traición que sufrió Camilla por parte de su suegra en el día más importante de su vida ha quedado marcada en la historia.
Desde que se supo que Camilla Parker fue la tercera en discordia en el matrimonio del príncipe Carlos y la princesa Diana, la reina Isabel la vio con desconfianza y desaprobación. La monarca siempre consideró que Camilla era la responsable de la ruptura del matrimonio de su hijo y Lady Di, lo que generó un profundo resentimiento hacia ella.
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Cuando llegó el momento del matrimonio entre Carlos y Camilla, la reina Isabel II aprovechó la ocasión para llevar a cabo su venganza. A pesar de que la hoy consorte pidió que todas las mujeres asistentes al enlace se vistieran de cualquier color menos blanco, la reina decidió aparecer luciendo un traje de Chanel completamente blanco.
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Esta decisión de la reina Isabel II fue claramente una forma de humillar a Camilla, ya que el color blanco es tradicionalmente asociado con la pureza y la inocencia en las bodas. Al vestirse de blanco, la reina se burló cruelmente de la hoy consorte, dejando en evidencia que nunca la aceptó como su nuera y que aún guardaba rencor por lo que consideraba una traición a la princesa Diana.
El gesto de la reina Isabel en el día del matrimonio de Carlos y Camilla Parker dejó una profunda marca en la pareja y en la opinión pública. Muchos consideraron que la reina había sido demasiado dura con Camilla y que no era justo castigarla de esa manera por los errores del pasado.