Actriz que en el nombre lleva, más bien, la providencia: Diana como su madre, la bailarina Diana Bordes Mangel, y Bracho como el padre, el actor y director mexicano Julio Bracho Pérez Gavilán.
A Diana Bracho el arte le viene de cuna. Participó a los cinco años en el filme San Felipe de Jesús (1949), dirigido por su padre y protagonizado por Ernesto Alonso. Luego, profesionalmente, lo hizo en la gran pantalla y en la pequeña, como El castillo de la pureza (1973) y Cadenas de amargura (1991).
En entrevista con EL UNIVERSAL, Bracho hace un balance de su trayectoria de 50 años, incluido su reciente telenovela Eternamente amándonos en Televisa, su postura política e incluso sobre su hermetismo personal.
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¿En su casa qué le gusta ver en la televisión?
—Fíjate que casi no veo televisión, qué pena, ¿verdad? No tengo tiempo, estoy en Eternamente amándonos todo el tiempo, las 24 horas del día, pero me gustan las películas más intimistas y no me interesan los reality shows.
¿Y cómo la ven a usted en esta telenovela?
—Martina Iturbide es un personajazo porque no se puede calificar ni como villana, ni como buena. Es complejo. Una mujer que ha luchado mucho toda su vida: muy dura, cruel a veces porque ha tenido que sacar adelante a sus cuatro hijos siendo viuda, que se ha fajado los pantalones para ser una mujer muy fuerte.
¿Cómo percibe el cambio de la tv analógica con monopolio y ahora que es digital?
—La televisión como todo en la vida evoluciona pero no debe perder a su público, sino conocerlo. Es importante porque lo ha perdido masivamente. Las telenovelas han encontrado un nicho muy suyo que hay que cuidar y que no es nada despreciable, al contrario, es un nicho muy importante que cubre una gran parte de la población que no tiene acceso a plataformas o a otro tipo de entretenimiento.
¿Cómo siente el apoyo a la cultura en este sexenio?
—Muy pobre, el apoyo a la cultura desde luego que falta, pero también para la ciencia, para la salud, creo que realmente estamos sufriendo de grandes carencias en todos estos rubros.
¿Le han ofrecido a usted algún cargo político?
—No, ni quiero que me ofrezcan, alguna vez me han sugerido: ¿por qué no me lanzaba de delegada? Cuando eran delegados, yo dije: Cruz, cruz. No me gustaría, para nada. Soy actriz, no me atrae la política. La gente confiaría en mí, pero eso sería utilizarme.
Me interesa mucho la política como ciudadana, me interesa saber qué está pasando en el país, s por ejemplo, lo del INE me tiene muy preocupada porque no quiero que nuestra democracia se vaya al hoyo, es muy importante que siga creciendo lo que hemos construido.
¿Qué opina del anuncio de que los premios Ariel van a suspenderse?
—Desde que yo era presidenta de la Academia (2000-2004) tuve que luchar muchísimo cada año para hacer el Ariel, no es nada nuevo, pero lo que sí es nuevo es que se ha recortado mucho el presupuesto para la cultura, la Academia entra dentro de la cultura, le ha tocado sufrir en apoyos que de repente dejó de recibir. Todos los problemas se pueden superar, de varias maneras, pero recibiendo el apoyo adecuado.
¿Piensa seguir trabajando o le gustaría retirarse en algún momento?
—No, retirarme voluntariamente no, pero cuando la vida me retire me retiraré. No pienso en el retiro, adoro trabajar. El año pasado tuve una actividad febril para mi edad: presenté un libro en varios lugares, incluida la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, y en Roma, fui presidenta del jurado del festival de Cine Latinoamericano Trieste, hice una película, soy muy activa.
¿Cómo le gustaría ser recordada?
—Como una persona que se entregó a lo que hacía, con amor.
Su trabajo es el que siempre ha hablado por usted...
—Me gusta conservar mi intimidad, cuidarla y tenerla en un lugar muy especial. Incluso en mis personajes no mezclo mis sentimientos como Diana Bracho, dejo que fluyan con vida propia a lo que les presto la piel, el cuerpo, las emociones. Nunca me he prestado a chismes, qué horror, no se me dan, los detesto.
¿Un consejo a los jóvenes que inicien en la actuación?
—Que se llenen de experiencia, que sean muy rigurosos, muy disciplinados, que lean para cuidar su memoria, que activen la imaginación.
"Las telenovelas encontraron un nicho que hay que cuidar. Cubre una parte de la población que no tiene acceso a plataformas u otro entretenimiento”
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ACTRIZ CON DINASTÍA
Es hija del actor y director mexicano Julio Bracho y de la actriz y bailarina Diana Bordes Mangel, y es sobrina de las actrices Andrea Palma y Dolores del Río.
Diana Bracho Bordes nació el 12 de diciembre de 1944 en la Ciudad de México.
Cine: Debutó en San Felipe de Jesús (1949); El castillo de la pureza y Las poquianchis, entre las destacadas
Teatro: Un tranvía llamado deseo, Monólogos de la vagina, Masterclass y Festen entre otras.
Telenovelas: Cuna de lobos, Cadenas de amargura, El vuelo del águila, Heridas de amor, Mi marido tiene familia, Eternamente amándonos, entre otras.