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El Holocausto es, sin duda, uno de los episodios más crueles de la historia; sin embargo, las anécdotas a su alrededor han logrado conmover al mundo entero, tanto así que muchas de ellas han sido llevadas a la pantalla grande.
Tal es el caso de "La lista de Schindler", una cinta basada en la historia del empresario alemán, Oskar Schindler, que durante la Segunda Guerra Mundial salvó la vida de aproximadamente mil doscientos judíos polacos, empleándolos en sus fábricas.
Aunque desde los años 60 se tenía planeado contar los actor de Schindler, no fue hasta 1993 cuando Steven Spielberg logró convertirla en una de las mejores películas de todos los tiempos.
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Protagonizada por Liam Neeson, la cinta se ubica en la Cracovia ocupada por el ejército nazi, ahí el empresario Oskar Schindler llega decidido a hacerse de éxito y fortuna, y para conseguirlo tiene un plan: conseguir dinero judío para financiar la creación de su propia fábrica, a cambio de ello les ofrecerá artículos de necesidades básicas, que en ese entonces era casi imposible de conseguir para este pueblo.
Schindler comienza a sobornar a diversos oficiales de las fuerzas armadas alemanas y para ayudarlo en la gestión del negocio, contrata a Itzhak Stern un contador judío que lo ayudará, no solo a encontrar a sus "socios", también con la contratación de empleados judíos, pero mientras Schindler los prefiere porque sus sueldos son inferiores, Stern busca librarlos de los campos de concentración.
Poco a poco, y ante el horror del que va siendo testigo, el alemán cambia de ideas y de corazón; ahora en lugar de la riqueza se da a la tarea de salvar la mayor cantidad de vidas, gastando absolutamente toda su fortuna.
Con una duración de 195 minutos, el filme logró recaudar en taquilla más de 322 millones de dólares, además de que fue nominada a varios premios, entre ellos los Oscar.
En aquel entonces ganó en las categorías de: mejor película, mejor director, mejor guion, mejor fotografía, mejor banda sonora, mejor montaje y mejor dirección artística.
Por si fuera poco la Biblioteca del Congreso estadounidense la seleccionó para su preservación en el Registro Nacional de Cine y en 2007 fue incluida en el puesto número ocho del listado de las 100 mejores películas estadounidenses de la historia.
Una de las anécdotas más curiosas del filme es que Spielber, quien es de origen judío, decidió rodarla por sus hijos, criados bajo las costumbres judías y soñando con contar de otra manera el Holocausto y acabar con la discriminación.
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