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El director estadounidense Isaiah Saxon se destacó por realizar videoclips musicales, con artistas como Björk, Grizzly Bear y Panda Bear, utilizando técnicas en 3D que le han valido múltiples reconocimientos.
Sin embargo, hace cinco años, una caminata solitaria por el bosque cerca de su casa lo llevó por un camino distinto.
“Sentí algo misterioso y mágico en la naturaleza. Como si, al adentrarme lo suficiente, pudiera descubrir algo que transformaría mi vida”, recuerda Saxon en entrevista.
Esa sensación se convirtió en la inspiración que dio origen a "La leyenda de Ochi", su primera película, una fábula sobre la empatía, los miedos heredados y la conexión entre humanos y criaturas místicas.
La historia se desarrolla en el pueblo de Carpatia, donde la joven Yuri (Helena Zengel) crece escuchando advertencias sobre los Ochi, criaturas parecidas a ciervos, que —según la tradición— traen desgracias a quienes se cruzan en su camino.
La vida transcurre con cierta calma junto a su padre Maxim (Willem Dafoe) y su hermano Petro (Finn Wolfhard), hasta que un día, Yuri encuentra a un bebé Ochi.
Decidida a salvarlo de su padre, quien teme a estas criaturas y se convierte en su cazador, la joven escapa e inicia un viaje para devolver al pequeño Ochi con su manada. Ese viaje se transforma en un rito de paso, una aventura de descubrimiento, del mundo y de sí misma.
“Crecí entre los bosques de secuoyas de Santa Cruz, en California. Siempre sentí que había una profunda sensación de asombro y misterio en el mundo natural. Eso me acompañó al escribir esta historia”, confiesa el director.
Esa magia se convierte en el corazón de La leyenda de Ochi.
A través de los ojos de Yuri, el filme ofrece una reflexión sobre el poder de la empatía, el valor de desafiar las creencias y la importancia de escuchar la voz interior.
“Los niños llegan al mundo con mente abierta, curiosa... todavía no han vivido las experiencias que los hacen esperar lo peor de los demás”, señala el director de 41 años.
Lejos de ser sólo una historia de amistad entre una niña y una criatura mística, La leyenda de Ochi es una invitación a cuestionar qué es lo que nos separa de los otros.
La figura del padre (Willem Dafoe), se convierte en el reflejo de la necesidad humana y masculina de imponer orden a través del miedo.
Para Emily Watson, esta actitud refleja una lógica social más amplia, donde los líderes —y las comunidades— suelen culpar a lo diferente por problemas que no entienden.
“Culpamos a los más débiles por problemas que tienen raíces más complejas”, dice la británica.
La leyenda de Ochi ya está disponible en cines de México.
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