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En "Espartaco", uno de los filmes más icónicos de Kirk Douglas, a su personaje le preguntan: “¿No temes a la muerte, Espartaco?”, a lo que el protagonsita le responde: “No más que a la vida”.
Douglas fue marcado por este personaje y sus ideales; el histrión tampoco parecía temer a la muerte, incluso la libró en dos ocasiones y siguió trabajando hasta 2008, cuando fue parte del documental "Empire State Building Murders".
“Su muerte es la de la última leyenda grande del cine y de la vieja época más interesante de Hollywood, basándonos en que es una carrera que se forja a inicios de la década de los 40, cuando empiezan las películas más ambiciosas”, señaló el crítico de cine José Felipe Coria.
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El especialista recordó que uno de los grandes aportes de Douglas es haber sido de los primeros actores que se comenzó a producir con éxito.
“Él empezó su trayectoria como productor y fue uno que rompió esquemas porque su faceta como actor le permitió empezar a hacer películas más ambiciosas a nivel de producción. Aunque no tuvo crédito, él fue el productor de 'La patrulla infernal' de Stanley Kubrick”, expresó.
Pese a ello, el también padre de Michael Douglas continuó trabajando como actor y productor, casi siempre a la par y pudo desarrollar casi 100 largometrajes, con lo cual demostró su pasión por el séptimo arte.
Kirk trabajó en su juventud como camarero en Nueva York y un día dijo a sus compañeros, mientras paseaban por Central Park, volteando a ver un lujo hotel del perímetro:
“Voy a volver, tomaré una suite del piso 25 y veré el parque desde ahí”.
Y lo logró en 1949, cuando realizó el filme El ídolo de barro, pero las cosas no fueron como pensaba.
“Tomé esa suite y la verdad me sentí triste, es lo que pasa cuando se cumple un sueño, por eso hay que tener siempre uno de repuesto”, dijo un documental recogido por la tv española.
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Douglas fue quien llamó a mediados de los 50 a un desconocido Stanley Kubrik tras haber visto su cinta "Atraco perfecto" y le preguntó si tenía algo para trabajar juntos. Le mandó el guión de "Senderos de gloria".
De "Espartaco" siempre se expresó bien. Sabía que todo mundo había estado excelente.