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Elegante, de saco y sombrero blanco, con un caminar lento pero seguro. Así entra Joaquín Sabina al escenario del Auditorio Nacional acompañado por las notas del tema “Cuando era más joven”, y por los gritos de emoción del público que lo recibe.
El español toma asiento y coje una guitarra para cantar sobre las cosas que hacía cuando era joven, una época que ya quedó atrás, pues hoy el hombre de 74 años ya no recorre el escenario caminando, sino que prefiere sentarse y entregar todo al público a través de su voz, lo cual no es cosa menor.
“Buenas noches, México, bienvenidos. Qué gusto y qué placer estar aquí, y qué emoción después de tantos años saber que nunca van a dejarnos solos”, dice provocando los gritos del público.
“Para mí (este concierto) tiene un sabor especial, primero porque yo entré a toda América por este lugar, fue el primer sitio que hice en América cuando entonces no era tan impresionante como ahora”.
Sabina, el de la voz grave y rasposa, no podía elegir un mejor título para su gira: Contra todo pronóstico. El español así se ha mantenido en los últimos años, pasando adversidades y problemas de salud, pero logrando subir al escenario para interpretar su música en contra de todo.
No lo logró este miércoles cuando canceló el show que tenía agendado en el Auditorio Metropolitano de Puebla, pero sí lo hizo la noche de ayer, llenando el Auditorio Nacional.
“Quiero pedir toda clase de perdones a la buena gente de Puebla porque el otro día les fallé. La culpa la tuvo la venganza de Moctezuma que me revolvió el estómago y me secó la garganta”, explica.
Es algo a lo que, de cierta forma, está acostumbrado, en febrero de 2020, tuvo una caída mientras se presentaba en el Wizink Center junto a Serrat, por lo que tuvo que posponer su show en Madrid y recién este año aplazó conciertos en La Coruña, en España, por un cuadro de laringitis y afonía.
En un momento que revela su cariño por México, señala: “Quiero mandar un abrazo absolutamente cómplice y solidario a la gente de Acapulco que está sufriendo.
“Si digo la verdad tengo que decir que ningún otro país, ni siquiera Argentina, se ha ido metiendo tanto en mis canciones, hay canciones como ‘Nos dieron las diez’ o ‘Noches de boda’ que no sólo suenan absolutamente a México sino que a través de ellas he tenido el mayor lujo que puede tener un cantante y es que las canten los mariachis”.
Sentado al centro del escenario y rodeado por siete músicos, Sabina interpreta temas como “Sintiéndolo mucho” y “Mentiras piadosas”.
Después de rockear junto a sus músicos —quienes se acercan a su silla al ritmo de “Lágrimas de mármol”— Joaquín se toma un momento para agradecer a sus dos hijas por estar presentes en este show, a Leiva, por componer algunas de las canciones que ha interpretado, y a la escritora Ángeles Mastretta que, asegura, está entre el público.
Es “Por el boulevard de los sueños rotos” el tema que lo hace levantarse de su silla y cantar de pie junto a una corista. Con una fotografía de él junto a Chavela Vargas proyectada en la gran pantalla del escenario, Joaquín explica que no se trata de una canción para llorar la muerte de Chavela, sino para festejar su vida.
Mientras comparte anécdotas de su carrera, señala: “siempre fui muy consciente de que mi garganta no era uno de los mejores instrumentos”, pero el público demuestra lo contrario cada que se emociona con un nuevo tema que él y sus músicos interpretan a lo largo de una veintena de canciones que integran el setlist.
Tras su paso por el Auditorio, donde ofrecerá otras tres fechas, irá a EU y en diciembre volverá al WiZink Center de Madrid.