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Todas las noches, antes de irse a dormir, el actor australiano Jacob Elordi se pellizca para saber si lo que está viviendo no es un sueño.
Debutó apenas hace ocho años en el cine y la televisión estadounidense, y hoy, a sus 26 años, es el protagonista de dos de los proyectos más ambiciosos del cine juvenil: Saltburn y Priscilla.
Elordi saltó a la fama después de participar junto a Joey King en la cinta El stand de los besos, donde daba vida a un estudiante enamoradizo; hoy, en Saltburn, evoluciona como Felix, un hombre rico y perverso que se convierte en la obsesión de su compañero en la universidad.
“Todavía no puedo creerlo”, dice Elordi en conferencia de prensa.
“No he tenido espacio para la retrospectiva porque realmente he estado metido en esto, pero simplemente estoy increíblemente agradecido de que esto esté sucediendo y de poder desempeñar un papel tan importante en lo que amo tanto”, agrega en la charla virtual.
Sentado en una habitación gris, el actor se muestra relajado y dispuesto a hablar acerca de los elogios y las críticas que ha recibido la cinta escrita y dirigida por Emerald Fennell, que después de su estreno en cines de Reino Unido y EU, llega mañana a Prime Video.
“Emerald aludió a que todos los personajes eran muy humanos en la peor y la mejor manera posible. Esa fue una premisa realmente intrigante”, recuerda el actor.
La historia sigue a Oliver (Barry Keoghan), un estudiante de Oxford que se enamora de su aristocrático compañero de clase, Felix. Los productores la definen como la película más provocativa del año por algunas de sus escenas sexuales, algo que a Elordi le emociona, según cuenta a los medios.
“Realmente no vemos cosas así en las películas convencionales, así que es genial que (esta historia) se haya permitido superar esos límites y exponer a personas así, así que definitivamente me encanta la reacción de la multitud”, acepta.
Para preparar al personaje, Jacob vivió un mes en Chelsea, una zona en Londres que es conocida por sus residentes adinerados, y exploró en su personalidad más relajada.
“Hay una especie de naturaleza relajada en la gente que no tiene que trabajar para nada, así que traté de encontrar esa soltura en Felix y en mí, me deshice de esa tensión que podríamos tener naturalmente y fue maravilloso”.