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Los Ángeles.— Gerard Butler es uno de los actores con más fuerza en la taquilla mundial como demuestran éxitos como 300, Olympus has fallen o Law abiding citizen, pero, según admitió en una entrevista, su vida era “muy autodestructiva” antes de iniciar su carrera cinematográfica.
Butler, de 48 años, iba camino de trabajar en uno de los bufetes de abogados más prestigiosos de Escocia, algo con lo que soñaba toda su familia, excepto él.
“No estaba yendo en la dirección adecuada. Me estaba alejando cada vez más de mi pasión. Eso de ponerme un traje cada día, redactar documentos, ir a corte... Tenía claro que ese no era yo. Sí, me podría jubilar a los 65 años tras una buena vida, pero no era la que realmente quería. Y cuando no disfruto con lo que hago, exploto. Era muy autodestructivo”, explicó el intérprete.
“No tenía los mejores hábitos y mi alcoholismo propició que todo cambiara. Una semana antes de convertirme en abogado me despidieron. Me hicieron ver que no deseaba estar allí. Fue humillante, pero un mes después estaba en Londres y conseguí mi primer trabajo en una obra de teatro. Nunca me había excitado tanto con algo. Le eché coraje y allí encontré el sentido a mi vida”, agregó.
De un revés así nació la estrella de RocknRolla, The ugly truth, The bounty hunter o la saga animada How to train your dragon, cuya tercera entrega llegará el próximo año.
Pero el próximo viernes regresa a la cartelera con Hunter killer, una cinta de acción en la que, por una vez, ni siquiera llega a empuñar una arma. La razón es que encarna a Joe Glass, el capitán de un submarino estadounidense que debe rescatar al presidente ruso tras un golpe de Estado en su país.
Se trata de una cinta dirigida por el sudafricano Donovan Marsh y con un reparto que incluye a Gary Oldman (su primer trabajo en cines tras ganar el Oscar), Michael Nyqvist (que falleció meses después de concluir su participación), Toby Stephens, Common y Linda Cardellini, entre otros.
Butler, productor del filme, reconoció que elegir a Marsh, un joven cineasta sin gran experiencia, fue “un riesgo”, pero le convenció “su pasión” por el proyecto, que le recordó a la que él mismo mostró a los ejecutivos de Warner Bros. cuando debían decidir quién protagonizaría una cinta.