Las riñas después de un "mosh" son tan comunes en los conciertos de metal que pocos asistentes se sorprendiden al ser testigos de una de ellas, sin embargo, tienen una esencia especial cuando ocurren de un momento a otro y con Judas Priest , de fondo, mientras un metalero, de larga cabellera y chaleco lleno de parches y estoperoles, arremete contra alguien que probablemente lo hizo enojar, Judas interpreta uno de sus más grandes temas "Painkiller".
Así arrancó la banda británica, con una batería agresiva, igual a los bailes, los bajos, y las guitarras distorsionadas y agudas que, juntas, provocaron que se agitaran las cabezas de todo aquel que así lo permitiera.
Existen festivales donde se agitan las manos, se brinca abrazados unos a otros, pero en Hell & Heaven quedó claro que cuando los círculos de gente se formaban, sólo los más atrevidos intentarían entrar a la marea de golpes, insultos, empujones y vasos llenos de cerveza que volaban mientras la banda británica seguía tocando.
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Poco a poco el género envolvió a los asistente y los convenció de que tenían que dar todo en cada uno de los conciertos, "Judas Priest" se despidió con Breaking the law y dio paso a Slipknot , otra de las bandas más esperadas en este festival.
Los más susceptibles abandonaron el escenario temiendo la intensificación de los golpes, como parte de un performance casi de terror, con máscaras variopintas, pero una que resaltó, la del vocalista Corey Taylor, pues tenía un par de ojos que daban la impresión te observarte todo el tiempo, y una boca que parecía que solo se abría para emanar las letras de sus canciones.
Moviendo la cabeza y el cuerpo de forma intensa, Taylor interpretó gran parte de los exitos de la agrupación estadounidense y el público le respondió de la misma manera, moviendo las cabezas hacia adelante y hacia atrás, como si fuese un movimiento previamente acordado, pues todos lo hacían al mismo tiempo.
"¡Muchas gracias mi familia!, amo México, ¿Estás listo?", dijo Taylor a todo su público, demostrando que repasó su pronunciación del español, al dominarlo casi perfectamente.
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Fuegos artificiales y pirotecnia formaron también parte del performance de la banda, cuyos cameos permitieron que los que se encontraban en la zona general, se olvidaran del frío de la ciudad de Toluca, durante cerca de las dos horas que duró el show.
Al finalizar, quienes acamparon en el lugar comenzaron a colocar nuevamente sus carpas, los que volvían a México se encaminaron antes de finalizar el concierto, esperando volver todavía con energía al día final, donde Kiss cerrará el festival.
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melc