Cuando eran niños los actores Harold Azuara y Benny Emmanuel comenzaron una amistad entrañable basada en un hecho muy común: la ruta de transporte público en la Ciudad de México.

Ambos regresaban juntos todos los días desde la escuela de actuación hasta el metro y ahí comenzó la historia de algo que después se convertiría en una mancuerna profesional.

“Yo me iba por viveros que era la ruta de Benny y eso nos hizo amigos hasta los quince años que hicimos juntos la CQ”, recuerda Harold en entrevista.

Con la serie juvenil “La CQ”, ambos saltaron a la fama en 2012, y con sus papeles de Monche y Beto formaron una dupla de comedia y hermandad importante, que después trascendió al mundo digital donde ambos crearon un canal de YouTube donde compartían parte de su vida, juegos y relatos.

“Tenemos buena mancuerna para crear y eso mismo nos ha hecho más amigos. Éramos muy amigos por idear videos y así”, explica Azuara.

Ahora, después de años separados mientras ambos estuvieron trabajando en varios proyectos de streaming y cine, en el caso de Benny en cintas como “Chicuarotes”, mientras Harold series como “Supertitlán”, los dos se rencuentran para trabajar por primera vez junto a en pantalla grande para la película “Los (casi) ídolos de Bahía Colorada”, donde interpretan a Romeo y Preciado, medios hermanos que, aunque se odian, tienen que reencontrarse tras la muerte de su padre, Don Valentín.

“Son personajes muy divertidos que se complementan y por eso fue más chido encontrarnos en este proyecto porque  además era de comedia”, señala Benny.

Dirigidos por Ricardo Castro Velázquez ambos ponen el toque ácido, pero también armónico a la cinta que se estrena hoy en cines y está ambientada en un colorido pueblo mexicano, donde los dos hermanos tendrán que enfrentarse en un rally automovilístico musicalizado al ritmo de banda.

“Toda mi familia paterna es de Sinaloa, entonces básicamente Valentín es una mezcla entre mis tíos y mis abuelos, mientras que Romeo y Preciado tienen características  más de otro lado, pero en sí de todo el bestiario sinaloense que creamos para la película y que salió de mi inspiración basando en mi vida real, mi familia y el bagaje sinaloense”, reconoce el director.

Entre los mensajes más importantes que trae esta película, en la que también participan Dagoberto Gama, Silverio Palacios y Esmeralda Soto, está la asimilación del fracaso y la identidad propia, algo que los involucrados consideran primordial en una época de expectativas y engaños dentro de las redes sociales.

“Nuestros personajes quieren ser grandes cosas y quieren ser unos ídolos, pero no son auténticos y en el momento en el que aceptan que son unos perdedores, es cuando se vuelven auténticos y pueden ver sus verdaderos talentos, creo que justo ahí sí es el meollo del asunto de la película y lo que a mí se me hace que es lo más padre”, señaló Benny Emmanuel.

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