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Cannes.— Interpretar a un escritor alcohólico en el nuevo filme de Paolo Sorrentino, Parthenope, llevó al actor inglés Gary Oldman a reflexionar sobre su propia adicción al alcohol durante la presentación del largometraje en el festival francés.
“En mi vida ha existido caos, drama y mucho dolor cuando era más joven. No es un secreto mi alcoholismo y que llevo 27 años sobrio”, dijo el ganador del Oscar provocando los aplausos de los asistentes.
El filme de Sorrentino, que está en la Competencia Oficial del Festival por la Palma de Oro, narra la historia de una joven (interpretada por Celeste Dalla Porta), cuya belleza es el reflejo de su Nápoles natal y está inspirado en la trágica leyenda griega de una sirena enamorada.
Para Sorrentino es un espejo en el que la libertad y la belleza de su ciudad se reflejan en la belleza de la protagonista, una joven cuyo amigo de infancia está enamorado de ella, al tiempo que ella sostiene una compleja relación con su hermano.
El personaje de Oldman tiene una participación breve, pero esencial; destacó del filme su abordaje sobre la muerte:
“La muerte es todo un tema del filme para mí, porque no hay nada que podamos hacer al respecto, pero tengo la felicidad de envejecer y ahora me siento más cómodo que cuando estaba joven, tengo una familia maravillosa que me apoya creativamente”, compartió Oldman.
Visiblemente emocionado, contó que fue su esposa la pieza clave en su desarrollo para este papel, tanto como su director.
“Mi mujer encontró una frase en la que Cheever habla de lo que siente un personaje que es alcohólico… Y cuando Paolo me dijo, ‘quiero que seas un borracho triste y melancólico’ instintivamente supe a lo que se refería. He estado ahí. Pero afortunadamente todos nos hacemos mayores y más sabios”, señaló.
Recuerda a Sirius Black
Oldman también habló de la polémica en torno a su actuación en las películas de la saga Harry Potter, en las que interpretó a Sirius Black; en una entrevista con el podcast Happy sad confused, dijo que sentía que su papel en ellas había sido “mediocre”.
“Siempre he sido autocrítico con mi trabajo. Quise dar a entender que si hubiera leído los cinco libros y visto el arco del personaje quizá lo habría interpretado de otra forma y dado otros colores.
“Cuando hice la película sólo había leído El prisionero de Azkaban y no estaba viendo la historia en general... No quise ser grosero”, insistió.