Todo inició antes de la pandemia. se acercó a , con quienes ya había trabajado con cortos stop motion reinterpretando las series Hora de aventuras y Tío Grandpa, y les preguntó si tenían algo de terror.

Fue entonces que los hermanos comenzaron a imaginar a una escritora que contaba historias de miedo y le dieron el nombre de Frankelda, que se convirtió en serie.

Cuatro años después, llega mañana a salas mexicanas en formato de película bajo el título Yo soy Frankelda, en donde contará su origen; después irá a Centroamérica.

Lee también

Memo del Toro, el "gandalf" del set

Guillermo del Toro ha estado cerca del proyecto. Diario habla con los realizadores para saber cómo van y les remarca que aguanten, porque esto es de un paso a la vez. “Le decimos que es como nuestro Gandalf de El señor de los anillos”, apunta Roy.

Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL
Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL

La magia de la fotografía

El stop motion es la técnica de animación en la que se tiene un objeto y se mueve milimétricamente para irle tomando fotografías. Se requieren de 24 tomas para dar acción a un segundo. Este largometraje cuenta con más de 150 mil fotografías.

Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL
Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL

Una centena de personajes

Más de 100 personajes fueron hechos para la cinta. No pueden diseñarse en papel porque cada uno de ellos requiere una hechura distinta y son cosas que no pueden ponerse en impreso. Puede haber una idea, pero al final la manufactura lo hace cambiar todo.

Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL
Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL

Lee también

Una protagonista de detalles

Frankelda, cuya mandíbula es movible, requirió de 60 tipos de boca y más de 10 cejas, lo que permitía distintos tipos de expresión. Además se fabricaron muchos pares de manos, porque prácticamente cada par duraba únicamente una toma.

Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL
Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL

De manufactura fantasmagórica

Un promedio de dos meses y 30 personas es lo requerido por cada personaje. Frankelda cuenta con esqueleto de aluminio; foam latex para las piernas; limadura de hierro en los ojos para mover las pupilas. Cada cairel que luce en el pelo tiene adentro alambre.

Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL
Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL

Espeluznantes efectos de altura

Como Frankelda y Herneval (el coprotagonista alado) “vuelan”, ambos eran fijados con brazos metálicos a fin de evitar que se movieran más allá de lo hecho por los animadores, lo que dañaría la toma. Los brazos fueron borrados digitalmente.

Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL
Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL

Lee también

Más de seis Frankeldas

Había seis Frankelda para cualquier eventualidad, pero de los demás personajes, solo uno. Si había necesidad, se reparaban durante la madrugada. “Era para no frenar nada; si un animador se enfermaba y no iba, era problema, pero no frenamos”, cuenta Arturo.

Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL
Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL

Ambientación y sets de locura

Una veintena de sets fueron construidos exprofeso para la película. Algunos de 20 metros cuadrados, como uno con una cueva, el cual fue usado para el mitológico grifo bicéfalo de seis metros y una hada voladora de apenas 10 centímetros.

Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL
Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL

De su bolsillo y por amor al arte

El 80% del presupuesto del filme salió de los bolsillos de los Ambriz. Su patrimonio está ahí metido de lleno. “Ahora esperamos la película sea vista, que le vaya bien y eso nos permita seguir contando historias en stop motion”, apuntan los hermanos.

Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL
Foto: Cinépolis Distribución, Fernanda Rojas y César González / EL UNIVERSAL
Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses

[Publicidad]