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Las desveladas de Tarantino, la llegada de Salma Hayek en helicóptero y Willem Dafoe haciendo tortillas, también la irrupción de las cintas mexicanas Déficit, ópera prima de Gael García; Presunto culpable, que se convirtió en fenómeno y Ya no estoy aquí, que lanzó a su no actor a estrella del cine, han tenido una sola casa: Morelia.
El Festival Internacional de Cine, cuya edición 20 arranca este fin de semana, ha recibido durante su historia a cerca de 2 mil cineastas, nacionales e internacionales, cortometrajistas, documentalistas y de ficción.
Daniela Michel, directora del certamen, considera que a principios del presente siglo había cierto desprecio a las nuevas generaciones y la comunidad fílmica mexicana, no se apoyaba entre sí, como ahora.
“El primer año fue difícil convencer a las instituciones, (esa vez) veías a Werner Herzog en la inauguración, pero no estaba el director de Nicotina (producción mexicana, que abrió la programación)”, narra en una entrevista.
La primera edición se realizó del 3 al 11 de octubre. Salma Hayek prestó su hasta ahora única cinta como directora, El milagro de Maldonado, para proyectarla, y además llegó de sorpresa un día antes de terminar el festival.
“Lo que se quería era apoyar a nuevos cineastas. Se nos preguntaba por qué otro festival más”, subraya Alejandro Ramírez, presidente del festival y pieza clave de la cadena Cinépolis, impulsora del evento.
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Durante las primeras cuatro ediciones la competencia se centraba en cortos y documentales mexicanos, pero en 2007 se abrió a óperas primas de ficción y tiempo después, a segundas entregas y más.
Casi todas las cintas ganadoras de ficción han obtenido después lanzamiento en pantalla grande, a excepción de Ya no estoy aquí, que se estrenó en Netflix, pero fue considerada por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas para buscar el Oscar.
En documentales, varios han seguido el camino en pantalla grande como Mi vida dentro, de Lucía Gajá; Bellas de noche, de María José Cuevas; Trópico de Cáncer, apoyada por la Unesco e Inori, de Pedro González Rubio, quien también ha ganado en ficción con Alamar.
Durante el certamen, es famosa la comida que se extendió a reunión de seis horas con Tarantino; la ocasión en que Guillermo del Toro, quien presentó La forma del agua, se pasó una hora tomándose fotos afuera del cine y el encuentro entre Eugenio Derbez y Alfonso Cuarón, cuando el primero acababa de lanzar No se aceptan devoluciones, en la que se hacía mención del laureado director, siendo la foto de los dos juntos la más cotizada de la edición 2013.
10 PELÍCULAS
Compiten este año en la sección de Largometrajes, 14 para Documental.
Pero en lo que todos coinciden es que es la vitrina para el cine mexicano, que durante la pandemia creció. Por la virtualidad, de 70 mil asistentes presenciales que se tenía, se ha llegado a contabilizar la cifra de 3 millones, de acuerdo con Ramírez.
Alejandro González Iñárritu, quien ha presentado ahí todas sus películas desde Biutiful, este año inaugurará el festival con Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades.
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