La cinta "Pornomelancolía" que compite en Sección Oficial por la Concha de Oro, el máximo galardón del Festival de San Sebastián , se presentó en medio de la polémica generada por su protagonista, el sex influencer Lalo Santos .
A pocos días de iniciar el festival, Santos comentó en su cuenta de Twitter que, “se supone que debería estar alegre porque voy a ser exhibido próximamente en el Festival de Cine de San Sebastián , la verdad es que el proceso para hacer 'Pornomelancolía' fue muy duro para mí. De conocer todo lo que iba a suceder definitivamente no hubiera grabado esa docuficción. No asistiré a la proyección porque no estoy de acuerdo con las condiciones en las que se realizó la película, hubo graves fallas en la planeación, además de falta de capacidad y sensibilidad por parte del director y la producción. La película recrea los sucesos de una persona deprimida y que hace porno, es decir, un lapso importante de mi vida. Nunca hubo especialistas en salud mental como parte del equipo y eso fue un gran error…”, es parte del hilo en el que el actor en el que se centra el filme se quejó de la falta de profesionalismo y el abuso que sintió al hacer este proyecto en el que se explora la figura de Lalo Santos como sex influencer está presente la filmación de la película del director mexicano llamado, “el diablo”, que es una cinta porno gay de la productora Meco films que tiene como personajes a Emiliano Zapata y Pancho Villa, entre otros.
Según Abramovich, esta película surge de su interés por invitar a personas a convertirse en personajes, “pienso que todos vivimos interpretando personajes para sobrevivir en el mundo, en el sistema, en nuestras familias. En mis últimos trabajos abordaba la masculinidad como figura, el cómo el patriarcado nos hace seguir un guion para no quebrarnos. Y cuando conocí a Lalo Santos en las redes sociales sentí mucha fascinación por cómo había creado esta celebridad. Cómo Santos juega con ser un macho mexicano que a la vez logra profundizar y trabajar en los temas que me interesaba tocar con este proyecto como lo es el racismo, el colonialismo, el VIH. Fueron cuatro años de pensar con él en cómo transformar nuestras ideas políticas y sociales en escenas. Por eso es que me entristece mucho que hoy no esté aquí Lalo para poder contar el proceso juntos”, explicó el director que dijo sentirse muy consternado y sin entender qué es lo que sucedió con su protagonista en los últimos días.
“Fue un proceso muy largo de colaboración y me hubiera encantado poder hablar juntos de cómo hicimos la película, de cómo la pensamos como una plataforma para invitar a las personas a hablar de temas políticos importantes contando las cosas que él siente. Hacer historias basadas en personas es un riesgo, un aprendizaje. Y estoy totalmente abierto a querer entender qué es lo que ha ocurrido con él y escuchar cuáles son las cosas que está sintiendo y pensar en lo que yo habría podido haber hecho mejor en el proceso”, apuntó el cineasta que no esquivó la pregunta de qué opinaba de lo que Lalo había expresado en redes y de cómo veía a México en esta película-.
"Es la primera vez que trabajo en ese país. Y al conocer el trabajo de ‘el diablo’ y cómo a través de su producción pornográfica aborda ciertas ideas de identidad nacional me pareció una oportunidad interesante para plasmar los temas que me preocupan pues creo en el cine como una plataforma política de disidencia en un mundo que nos deja cada vez más solos y que se está cayendo a pedazos”.
Para Abramovich, la mezcla de la docuficción que hacía con Lalo Santos y la incorporación de escenas de la película porno que rodaba ‘el diablo’ fue crucial, “eran como dos películas hermanas porque realmente se está filmando una cinta porno donde aparecen las figuras de Emiliano Zapata y Pancho Villa. Y era como si de pronto, Pornomelancolía, tomaba prestado el escenario de esa película para hablar de nuestros temas. Me gusta pensar que el filme no es sobre la melancolía sino un reflejo de esta sociedad que vive en una gran soledad, sobre todo después de la pandemia”, apuntó.
Acerca de cómo fue el proceso de filmación, el director explicó, “la primera vez que conocí a Lalo nos sentamos a tomar un café y le dije que iba a ser difícil definir entre la ficción y el documental porque a través de nuestras conversaciones iba a surgir un guion al que yo le llamo guion hipotético y que tiene que ver con la confianza porque hay muchas escenas de la película inspiradas en cosas que él me contó y otras que son producto de la imaginación. En ocasiones el rodaje parecía más un documental y en otros más una ficción”.
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Este mismo proceso, es el que Santos ha criticado diciendo que, “participé en el proyecto porque se me dijo que era una colaboración horizontal, una película en donde se me iba a cuidar en todo momento y donde mi voz era valiosa. Ahora que hablo de temas incómodos, como las condiciones en las que se grabó esta película, parece que no es así. He reflexionado sobre todo lo que he vivido. La película toca temas importantes como el VIH, el trabajo sexual, la salud mental, etc. Pero, ¿vale la pena hacer una película para reflexionar sobre estos temas sin cuidar la salud mental y sexual del protagonista?... Si la gente profesional del cine no se plantea -o quiere plantearse- esas cuestiones éticas, entonces creo que no está preparada para trabajar con temas tan sensibles y con otro ser humano sin caer en dinámicas de dominación encubiertas de falsa empatía”.
El tema de la masculinidad tan presente en la cinta es algo que se ha cuestionado constantemente el realizador, “a mis treinta y cuatro años me pregunto si quiero seguir este guion que se nos ha marcado como hombres, si esto es lo que quiero ser, ese hombre que siempre pensé que quería ser. Y por eso me pareció muy interesante este mundo del porno gay y el trabajo de ‘el diablo’ porque trabaja ese arquetipo. Es algo que también admiro mucho de Lalo, el cómo usaba la masculinidad como una herramienta para su audiencia y cómo es totalmente consciente de ello.
Quizá es algo que tenemos en común, que ambos estamos cuestionándonos un poco ese personaje de hombres que nos lleva a estar solos”, finalizó el realizador que llegó al cine desde la dirección de fotografía y al que le interesa, “todo lo que no vemos pero que podemos imaginar a través del sonido. Me encanta la idea de dejar que el espectador complete la película”.
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