Infiel pero discreto
, ranchero pero no macho , así se define Chente .
Vicente Fernández
señaló un cerro en el horizonte. “¿Ves aquel cerro? Ahí comienza el rancho. Son 500 hectáreas en total”, dijo el cantante, como si fuera el personaje de aquel comercial en donde un papá le señalaba a su hijo las tierras que heredara... todo excepto la camioneta en la que viaja.
En 2006, Vicente concedió a EL UNIVERSAL una entrevista en su rancho Los Tres Potrillos , que además de tierra laborable tiene la Arena Vicente Fernández Gómez . Ahí habló sin cortapisas. O como él lo dijo: “Es que soy un hombre de rancho”.
Al hablar sobre su matrimonio, fue claro en que no ha sido precisamente fiel: “Llevo 42 años con mi esposa. No te estoy diciendo que soy un santo porque sabes bien la cola que traigo y que me arrastra, pero pienso que se puede hacer todo con discreción , sin lastimar a terceras personas”.
De hecho, en alusión a la letra de “La ley del monte” (aquella en la que un enamorado graba en la penca de un maguey el nombre de su amada unido al suyo, entrelazada), Vicente explicó: “Un día dejas un corazoncito con una flecha (en una penca) pero después de muchos años puedes pasar por esa penca con un hijo y él te puede reclamar: 'Oye papi por qué está tu nombre con una mujer que no es mi mamá'”.
Vicente dejó clara también su postura en cuanto a la idea de que el charro mexicano pondera la imagen del macho . “Están confundidas las personas que piensan de ese modo (digo “las personas”, no las mujeres). Una cosa es el charro mexicano y otra cosa es el macho mexicano . Yo soy un hombre nada más, me vista como me vista, soy un hombre”.
Un hombre que en realidad sí se identificaba mucho con aquel personaje de su canción " La Ley del Monte" . Cuando se le preguntó ¿cuántos nombres hay grabados en su corazón?, Chente respondió: “Uy, en mi corazón hay muchas pencas y muchos corazones grabados”.
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