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La vida de Jessica Simpson no ha sido sencilla. Pese a ser una cantante de éxito, ser madre de tres hijos y tener una fructífera línea de ropa y accesorios, la vida personal de la estrella ha estado cargada de altibajos, rupturas y problemas con el alcohol. Fue en el año 2017 cuando Simpson tocó fondo y dejó la bebida, empezando un proceso de recuperación en el que contó con apoyo médico, familiar y psicológico.
Mientras pasaba por ese duro trago, la cantante tomó la decisión de empezar a escribir sus memorias, "Open Book" , que hoy han visto la luz. Jessica Simpson ha hablado con la revista People sobre cómo fue empezar su camino hacia la recuperación y qué fue lo que desencadenó su adicción a la bebida.
El año 2017 fue clave en la vida de Jessica, más concretamente el día de Halloween.
"Pensé que era demasiado joven para escribir una memoria, pero no me di cuenta de todo lo que tenía que decir hasta que realmente me sentí conectada con ello a través de la música y la escritura", comienza diciendo.
"Fue entonces cuando comencé verdaderamente a atravesar en profundidad el dolor que estaba experimentado, y me di cuenta de que había tocado fondo". En ese punto de su vida, Simpson tomaba alcohol desde primera hora de la mañana, recordando que incluso llegaba borracha a las reuniones escolares de sus hijos.
Pero fue durante la fiesta de Halloween que celebraron ese año cuando se dio verdaderamente cuenta de cómo estaba destrozando su vida. Mientras su equipo la convertía en la cantante de country Willie Nelson, Jessica perdió el conocimiento; y cuando su marido le preguntó un rato después si quería preparar a los niños, ella se dio cuenta de que no estaba en condiciones de ayudar: "Estaba aterrorizada de dejar que me viesen en ese estado. Me da vergüenza admitir que no sé quién les puso los disfraces esa noche", reconoce Simpson. Así que, la cantante tomó una pastilla para dormir y se escondió de sus hijos, temiendo haberles fallado. "Me escondí hasta que se fueron y después bebí", comenta.
Fue entonces cuando se percató de que necesitaba ayuda y acudió a su círculo íntimo: "Necesito detenerme. Algo tiene que parar. Y si es el alcohol lo que está causando todo esto y empeorando las cosas, lo dejo", esas fueron las palabras con las que Jessica buscó ayuda para dejar su adicción a la bebida. Y desde ese momento se ha mantenido sobria.
Comenzó así su camino hacia la recuperación. Todas las personas de su alrededor se movilizaron para ayudarla y empezó a ir a terapia dos veces por semana. Así, comenzó a hacer frente a la ansiedad y el dolor emocional que llevaba años sufriendo.
"La sensación de estar sola y asustada en medio de la oscuridad me había acompañado desde que abusaron de mi cuando era una niña", explica, encontrando ahí la razón de su caída en picado a la bebida.
"Fue un viaje emocional muy largo y duro. Pero no hay mejor regalo que estar sobria. No hay mejor regalo que pueda darle a mis hijos, no hay mejor regalo que pueda darle a mi marido. Más importante aún, no hay mejor regalo que pueda darme", finaliza la cantante.
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