Natalia Jiménez lleva varias banderas en el corazón.
Primero, por supuesto, la roja y amarilla de su tierra, España, donde nació. Pero pocas como ella han logrado comprender el simbolismo que el verde, blanco y rojo tiene para los mexicanos.
¿Y en la música? Comenzó ondeando la del pop, pero al escuchar a voces como José o Juan Gabriel supo que, cuando llegara el momento, se aferraría a esos sonidos. Ese momento comenzó a tomar forma en 2011, cuando dejó La Quinta Estación para emprender su propio camino.
Desde entonces, tras dos décadas en México, tres de sus cinco producciones musicales han estado dedicadas a la música de mariachi, incluido un álbum en honor a José Alfredo Jiménez, además de uno de banda para Jenni Rivera.
“Aquí a México afortunadamente he tenido la oportunidad de conocer todo, cómo se vive, cómo se piensa, y siempre he sentido mucho cariño, que ha sido muy recíproco”, comenta en entrevista con EL UNIVERSAL.
“Lo mío siempre ha sido natural, y la gente me quiere, no puedo opinar lo contrario porque nunca he vivido algún rechazo, pero creo que todo funciona si lo haces con naturalidad y sin pretender convencer a la gente“, destaca.
Por eso, con ese arraigo y sentido de pertenencia, la cantante empatiza con la realidad de quienes, como ella, han dejado su país para buscar nuevas oportunidades, más aún si son mexicanos.
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Ahora mismo, muchos de ellos enfrentan un panorama desafiante debido a las nuevas políticas migratorias de Donald Trump, que incluyen la declaración de una “emergencia nacional” en la frontera con México, así como una orden ejecutiva que restringe la ciudadanía a hijos nacidos de migrantes en situación irregular.
“Lo que pasa en Estados Unidos no es un tanto intolerante, ¡es muy intolerante! Me recuerda al fascismo de antaño. Me da lástima que una nación supuestamente tan avanzada esté tomando posturas como ésta”, critica.
“Todo esto no sólo afecta a su población, nos afecta a todos: a los países desarrollados y, aún más, a los que están en vías de desarrollo. Me parece deplorable cómo está tratando a los inmigrantes, no sólo a los mexicanos”, lamenta la cantante de 43 años.
Cuenta que ha vivido de cerca la segregación que existe en Estados Unidos hacia los migrantes, pues en 2010 probó suerte en Miami. Además, su hija Alessandra, de ocho años, fruto de su primer matrimonio, crece en un país que hoy busca expulsar a los inmigrantes.
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“Es increíble, porque ellos venden su país como la tierra de la libertad, el lugar donde puedes cumplir un sueño... y ahora resulta que no puedes. La gente llega con la ilusión de trabajar, de construir un futuro, y ese es precisamente el sueño que Estados Unidos le ha vendido al mundo. Si lo promueven así, entonces deberían permitir que se haga realidad”, opina.
“O quizá deberían revisar su ‘marketing’: atraen gente y ahora no quieren dejarla vivir ahí. Mi hija vive allá (en EU, con su papá), es un nexo importante para mí, por eso vivo esta situación de cerca y empatizo con lo que atraviesan los mexicanos. Me parece deplorable. Tenemos que cuestionarnos qué tanto vale la pena ir allá a trabajar y a construir una vida”.
Se queda con México
Esta cercanía con el país, al punto de vivir los problemas sociales como una mexicana más, también ha llevado a que Natalia se sienta cada vez más atraída por promover lo mexicano. Ahora, no se cierra a explorar los matices actuales de la música regional, que incorporará en sus próximos temas.
“Son sonidos con una musicalización más dulce, menos agresiva y, en algunos casos, más sencilla. No es un mariachi completo, sino quizá sólo una estrofa o un estribillo con arreglos agradables, sin necesidad de una gran orquesta”, explica.
Aunque no está en sus planes incursionar en el corrido tumbado, no descarta la posibilidad de experimentarlo en algún momento, dado su enorme impacto actual.
“No me veo en ese género pero, si recibiera una invitación, claro que me sumaría, sobre todo si siento que puedo aportar algo y que encaja con lo que soy: mi voz, mi personalidad. Si tiene sentido conmigo, no me importaría hacerlo”.
Recorrido inspirador
Lo que sí tiene claro es lo que sucederá en su concierto en el Auditorio Nacional, que se llevará a cabo este 30 de enero. Incluirá canciones y arreglos inspirados en la música mexicana de los 70 y 80, con referentes como José , Juan Gabriel y su compatriota Rocío Dúrcal, quien compartía con ella el mismo sentimiento por México.
“Quiero que todos se vayan felices después de haber cantado a todo pulmón canciones que se saben de memoria, de haberse llenado el corazón. Es un concepto muy elegante, muy familiar, y, sobre todo, con arreglos musicales al estilo de aquellas producciones imponentes, como las que se escuchaban en la OTI (Gran Premio de la Canción Iberoamericana)”.
Además de rendir homenaje a la música mexicana, la cantante asegura que no quiere dejar fuera los temas que marcaron su trayectoria y la consolidaron como una de las voces más reconocidas del mundo hispanohablante.
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Para ella, es importante que su público se lleve un recorrido completo por su carrera, desde sus inicios hasta la actualidad, incluyendo temas que considera sus favoritos, como “Me muero”, “El sol no regresa” y “Creo en mí”.
“Estamos haciendo arreglos que reflejan diferentes etapas. La primera parte tiene ese sonido tipo OTI, muy setentero; luego pasamos a una sección más pop, donde entran estas canciones. Después, viene un bloque dedicado a los boleros, de esos para ‘cortarse las venas o besarse profundamente’. Y cerramos con lo mejor: el mariachi, para terminar en alto”, detalla.