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Solo dos años después de que el hit "Despacito" cautivara a una audiencia global, las estrellas latinas consolidan su lugar en la escena musical estadounidense, conquistando festivales e impregnando los rankings , más allá de un éxito aislado.
El reconocido festival Coachella en Estados Unidos -que transita su segundo fin de semana- ha incluido este año una cantidad sin precedentes de cantantes hispanoamericanos, símbolo de la influencia en un país donde 41 millones de personas tienen al español como su lengua madre.
Y no son solo invitados en shows de terceros o a escenarios secundarios: estrellas como el revolucionario reggaetonero J Balvin o el referente del trap puertorriqueño Bad Bunny , han ganado espacios clave y con exclusividad.
Además, lo hacen con letras en español, a diferencia de predecesores de renombre, como Ricky Martin, Shakira o Gloria Estefan .
Bad Bunny, de 25 años y representante de un género que mezcla reggaeton con elementos del hip hop del sur de Estados Unidos, encendió el escenario principal de Coachella en la primera semana, y actuará nuevamente este domingo.
"Estoy muy orgulloso de lo que represento, la comunidad latina que ha llegado lejos hablando su propio idioma", dijo, en español, a la multitud reunida para ver su show.
El colombiano J Balvin presentó en el escenario principal su singular versión de reggaeton -una ampliamente difundida mezcla del ritmo portorriqueño con influencias del hip hop-, el primero del género en la historia del festival.
"Al reggaeton le tomó 15 años llegar a Coachella. ¡Estamos aquí!", gritó el transgresor J Balvin al lanzar su actuación histórica, mientras la multitud vibraba y agitaba banderas de distintos países de América Latina.
En otro hito, Balvin, de 33 años, encabezará en agosto el festival Lollapalooza de Chicago, para convertir su espectáculo en el primero en español en uno de los lugares más codiciados.
Varios especialistas atribuyen el cambio al rápido crecimiento en la industria musical latina, en paralelo a la explosión del streaming .
Según la Asociación de la Industria Discográfica estadounidense (RIAA por sus siglas en inglés), la música latina experimentó su segundo año consecutivo con un crecimiento de dos dígitos en 2018, trepando 18% con respecto al año anterior, para hacerse de 413 millones de dólares.
Mientras tanto, las plataformas de suscripción como el servicio premium de Spotify tuvieron un crecimiento de casi 50% en sus ingresos.
Las tendencias se alimentan mutuamente, según la directora de operaciones de RIAA, Michele Ballantyne: "Cualquier conversación sobre el mercado de la música latina comienza con una palabra: streaming".
"La transformación de la música latina de un negocio basado en lo físico a uno basado en el streaming es incluso más rápida que el giro global del mercado de la música en los Estados Unidos", dijo.
De hecho, YouTube informó en diciembre pasado que, en 2018, ocho de sus 10 videos musicales más vistos en todo el mundo pertenecían a artistas latinos, y la estrella afrolatina Ozuna aparecía en cuatro de ellos.
El dominicano-puertorriqueño prometió recientemente seguir actuando en su español nativo, tras renegar de que "todo el tiempo es 'inglés, inglés, inglés'", según dijo a Billboard.
"Si tengo la oportunidad de tener tantos seguidores y de ayudar a llevar a los artistas y la cultura latina a lo más alto, no lo voy a tirar de forma egoísta porque yo aprendí inglés y puedo 'cruzar'".
El boom de música latina en Estados Unidos está particularmente a la luz de la postura de Donald Trump en la frontera sur del país. El mandatario sostiene que la nación ha sido invadida por los migrantes.
Para Andrea Castillo, que asistió a Coachella, la creciente presencia de presentaciones de latinos en Estados Unidos simboliza que esa cultura se ha arraigado en la sociedad estadounidense.
"Nuestra generación está luchando por lo que queremos, y eso incluye la música", dijo Castillo a la AFP mientras la cantante chilena Mon Laferte se preparaba para su show de la prime time.
Laferte continuó después de que Los Tucanes de Tijuana, una de las bandas más famosas de narco-corridos (ranchera relacionada con el narcotráfico) de México, hizo que la multitud se agitara con sus himnos cargados de acordeón.
Para Laferte, de 35 años, la invitación al escenario principal de Coachella demuestra que "el lenguaje ya no es algo que nos separa".
Hablando en español a AFP , llamó a la música un "lenguaje común que hace que las distancias sean más pequeñas".
Según Laferte, las olas de negatividad contra los latinos -algunas de las cuales se originan en declaraciones de Trump sobre los inmigrantes- en realidad "generan una mayor oposición".
"Hay muchas personas que ... nos abrazan, son muy amables y quieren hablar nuestro idioma", dijo.