Muchos de los asistentes al llegaron a sabiendas de que este concierto no sería como los recientes shows de Oasis, que no solo hicieron historia en la música sino que abarrotaron el recinto.

Y es que, la rapidez con la que se anunció el Grand National Tour de en México, aunado a la ya larga lista de eventos agregados en las agendas de los fans, influyó en las entradas. A pocas horas de que diera inicio, el recinto lucía con gran capacidad.

Sin embargo, ni eso afectó a los seguidores de hueso colorado, que a pesar de las expectativas, no querían perder la oportunidad de vivir el espectáculo en vivo.

"Fue muy rápido el aviso de que venía, hay muchos conciertos en puerta como Dua Lipa o Bad Bunny además estuvo apenas Oasis así que no hay dinero", reconocieron a EL UNIVERSAL Jasmin de 31 años, Emanuel de 21 y Monsiváis de 35, quienes viajaron desde Cuernavaca para asistir a la única fecha del rapero en México.

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Al llegar al estadio, lo primero que llama la atención son los vendedores ambulantes, que con las canciones de Lamar de fondo, ofrecen toda clase de productos que van desde pósters, camisetas, tazas y botones, hasta estampillas religiosas de “San Kendrick”, autógrafos y boletos coleccionables de otros conciertos.

El ambiente previo al concierto se siente casi ritual. Entre gritos, canciones y recuerdos de shows anteriores, los fans se preparan para vivir guardar en su memoria cada momento del espectáculo. Algunos llegan disfrazados, otros simplemente observan, pero todos comparten la misma emoción que caracteriza a la fanaticada de Kendrick Lamar.

“Esperamos un concierto diferente al del año pasado en el Ceremonia. Sabíamos que Kendrick iba a hacer historia, es el mejor rapero de esta época. Además, que agregaran a CA7RIEL & Paco Amoroso me sorprendió”, agregaron los jovenes.

Otro de los temas de conversación es la rivalidad histórica entre Lamar y Drake, que se arrastra por más de una década. Varios esperan escuchar temas como “Not Like Us”, que causó polémica durante la pasada presentación del rapero en el Super Bowl.

La noche promete ser memorable, y más allá de los boletos, la mercadería o la duda de si llenará o no, trasciende lo meramente musical: el reencuentro del público con su ídolo, ese que nadie podría arruinar

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