“Ser abuelo es un premio”, reconoce Jorge Ortiz de Pinedo . El cómico de 73 años tiene siete nietos con quienes disfruta el tiempo que no pudo dar a sus hijos.
Cuando era joven, recuerda, trabajaba hasta 18 horas al día y aunque intentaba compartir momentos con sus cinco hijos, a veces se quedaba dormido junto a ellos, por ejemplo, viendo el show de Chabelo a las siete de la mañana. Crear un patrimonio era lo que más le preocupaba.
“Ya mi única obligación es divertirme con mis nietos; cuando me ven, corren a abrazarme porque saben que me pongo a jugar con ellos, que los regañen sus papás, que los eduquen sus papás, yo lo único que quiero es disfrutar de ellos, jugar, adorarlos, aconsejarlos, bajarme a su mundo”.
Durante la pandemia , sus nietos lo visitaban con sana distancia, los fines de semana iban a su casa en Acapulco y lo saludaban desde el jardín mientras él estaba en la terraza. Después ideó la forma de estar cerca de ellos.
“En mi casa hay un curso de verano para mis nietos, como mis hijos y mis nueras están trabajando lo que hicimos es que contratamos a una maestra y ahí van mis nietos, los dejamos con la maestra y una ayudante”.
Los nietos mayores de Ortiz de Pinedo ya son unos adolescentes, pero el más pequeño, de tres años, asegura que quiere ser comediante, como su abuelo, algo que le da mucha satisfacción. Como cabeza de la familia , el actor asegura que quiere preservar tradiciones como el Día de Muertos y Los Reyes Magos , pero también “el domingo”, práctica con la que los enseña a ahorrar.
“Cuando era niño me daban un peso y me sentía millonario, ahora le doy a los chiquitos 20 pesos, y a los grandes, que tienen 12, 14 y 15 años, 50 pesos. Aprenden que el dinero se puede guardar. Es una bendición cuando aprenden que el abuelo está ahí, existe y ayudó a forjar la familia”.
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