São Paulo.— Los años han alcanzado en distintos sentidos a Édgar Vivar. Platica sentado en un cubículo en la CCXP de Brasil con EL UNIVERSAL, con el ánimo alzado, un poco en contraste con su estado físico: “El tiempo no pasa en balde”, reflexiona, pero con buen humor, no abatido, pese a que no pueda ponerse en pie.
También lo ha alcanzado en lo emocional, confiesa con nostalgia, más ahora que ve nuevamente las transmisiones de "El Chavo del 8", donde tantas veces interpretó al "Señor Barriga" (Senhor Barriga, como le dicen todos acá).
“Recuerdo muchas cosas de esa época (los años 70), principalmente a mis compañeros que ya no están —como Ramón Valdés, Roberto Gómez Bolaños o Rubén Aguirre—; veo programas de los que no me acordaba, son más de mil programas”, remarca a este medio.
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“Veo hasta mis caídas, es algo que ya no puedo hacer hoy, pero ahí está el trabajo. Lo mismo de mis compañeros, ya no están, pero se quedan. Hay una nueva generación que ni siquiera sabe que ellos han muerto; ahí está su trabajo y les hace reír todavía”, dice, esbozando una sonrisa.
Pero hay dos cosas más en particular en donde los años cobran su factura: el amor por el público, desde Tijuana hasta Buenos Aires; sigue recibiendo abrazos con entusiasmo desbordado, como le pasa estos días en São Paulo, Brasil, país que, dice, ha visitado en más de 15 ocasiones en 37 ciudades.
“Aquí demuestran su cariño, son sumamente viscerales. Escuchas su música, los colores de su bandera, de sus calles. Muy entusiastas, un pueblo muy alegre. Me siento siempre como en casa”, dice en su cuarta participación en la Comic Con Experience de este país, que, después del evento de San Diego, es la más importante del mundo.
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Lleno de “saudade”
Después de atender a más de 50 fans que pagaron 240 reales (casi 800 pesos mexicanos) para saludarlo por unos segundos, recuerda su primera vez en este país.
“La primera vez que estuvimos fue en Iguazú, al sur de Brasil, colindando con Argentina y Paraguay; fuimos a una churrasquería (carnes asadas en espadas) y afuera era una locura, una muchedumbre enorme. No sabíamos que era por nosotros (el elenco de "El Chavo del 8", o Chaves, como se llama acá); pensamos que era una manifestación, pero no”, detalla.
Los años no han cambiado eso. En la CCXP, cientos de personas afrontan su “saudade” (una suerte de nostalgia) formándose para conocer al Seu Barriga, aunque en otros escenarios están personajes internacionales como Patrick Dempsey o Giancarlo Esposito.
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Esto, el actor lo atribuye a que el humor de Chaves retrata la realidad de Latinoamérica.
“El humor es un lenguaje universal. A pesar de las diferencias, aquí (en Brasil) trascendió por encima del idioma. Te doy un ejemplo: Chaplin, a más de 100 años, sigue haciendo reír, y era de cine mudo”.
Irónicamente, en México "El Chavo del 8" sufre un escrutinio constante, algo que para los brasileños resulta incomprensible, pero Vivar acepta las críticas.
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“Antes, lo que era políticamente correcto ya no lo es, y lo de ahora era impensado en esos días. Son modas, todo va mutando, pero el humor en sí, la esencia, no cambia. Es un premio de tu inteligencia, algo que no vence el tiempo”, dice.
Y así como al humor no lo vence el tiempo, ni los 75 años de edad del actor han derribado su voluntad de seguir actuando. Cuando reflexiona al respecto, se emociona, se le corta la voz, se toma unos segundos y continúa:
“Para mí, actuar es un desafío: lograr provocar una emoción genuina. Ese es el verdadero reto: despertar emociones y transmitir cosas bonitas a las personas”.
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El estigma del éxito
No se ha tratado sólo de actuar en cualquier papel, sino de desprenderse de los personajes que interpretó en "El Chavo del 8", un desafío nada sencillo.
“Lo más complicado fue convencer al productor, más que al público. Pero dije: ‘Yo puedo hacer otra cosa’. Hice novelas en Argentina, produje una serie, hice otra en España, y ahora, afortunadamente, sigo teniendo papeles. Algo habré hecho bien”, reflexiona.
Hoy continuará regalando fotografías en la CCXP y después volverá a México, donde físicamente se siente capaz de integrarse a la obra "La pastorela del Carmen", en el Claustro del Teatro Helénico.
“Antes no me sentía cómodo de que me dijeran "Señor Barriga" en la calle, pero eso no lo voy a quitar; lo he aceptado y ya me enorgullezco. Pero también me conocen por otros papeles, hasta siento extraño que me digan Édgar Vivar”.