A unas horas del estreno de “OVO” en el Palacio de los Deportes, el escenario del se transforma en un ecosistema vibrante. Grillos, abejas y mariposas cobrarán vida en una producción que regresa a México más renovada que nunca. Pero entre los cientos de personas que hacen posible el espectáculo, hay un paisano que vive este regreso con especial orgullo.

Se trata de Esteban Martínez, originario de la Ciudad de México, quien desde hace diez años forma parte de la compañía canadiense. En “OVO”, su trabajo es esencial: es el encargado de la automatización, responsable de que las redes de seguridad, plataformas y piezas de escenografía se activen en el momento exacto. Un error, dice, no es opción.

“Venir a casa como parte de un show como este siempre es muy gratificante. Y salir de tour representando a México afuera es un tremendo orgullo”, afirma frente a su consola de control y monitores, desde donde vigila cada movimiento de la maquinaria del espectáculo.

El escenario simula una roca rodeada de vegetación, un ecosistema que llevará al público a vivir una aventura. Foto: Cortesía.
El escenario simula una roca rodeada de vegetación, un ecosistema que llevará al público a vivir una aventura. Foto: Cortesía.

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Esteban ha trabajado ya en siete producciones del Cirque du Soleil, entre ellas “Joya” y “OVO”. Su experiencia lo ha llevado a certificarse en automatización escénica y a especializarse en la operación de sistemas que literalmente “hacen volar” a los artistas durante las funciones.

“Es un trabajo de mucha responsabilidad, porque soy el encargado de 'volar' a los artistas. Siempre debo estar concentrado, atento a cada cosa que se mueve”, explica.

En “OVO”, más de cien personas de 25 nacionalidades (entre ellas 53 artistas y siete músicos) trabajan detrás y sobre el escenario. La puesta en escena, que fue completamente rediseñada hace un año, incluye tres números inéditos para el público mexicano y un nuevo montaje musical.

El Cirque du Soleil adaptó el espectáculo, originalmente creado para carpa, a un formato de arena. Ahora, el Palacio de los Deportes se convierte en una gran roca rodeada de vegetación, donde cada acrobacia representa la vida de los insectos que habitan ese universo.

“La magia del Cirque du Soleil está en la mezcla entre el escenario, el vestuario y los artistas”, comenta el gimnasta francés Kilian Mongey, uno de los acróbatas de trampolín del elenco.

El show se presentará del 12 de noviembre y hasta el 23 del mismo mes, y, mientras el público se dejará llevar por la historia, detrás del escenario, la magia y la precisión va por cuenta del talento nacional.

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