Si lo que caracteriza a los hermanos Coen son sus protagonistas y no definir sus películas en un género; a Scorsese su camino de ser aclamado por la crítica a convencer a la audiencia con un actor popular como Leonardo DiCaprio , y a Steven Spielberg pasar del entretenimiento en la ficción, a consagrarse con “La lista de Schindler ”, cuál es entonces el sello y la evolución de Alejandro González Iñárritu en su quehacer cinematográfico.
La violencia, las historias cruzadas y posiblemente las distopías sean las temáticas constantes en el lenguaje de Alejandro, con un hilo conductor en sus historias quizá no siempre evidente, y con protagonistas con problemas internos muy diversos que podrían estar influenciados, como en el caso de otros cineastas, por su historia de vida.
Alejandro González Iñárritu nació en la Ciudad de México el 15 de agosto de 1963, en una familia de clase media alta; su padre, Héctor González Gama, banquero, y su madre Luz María Iñárritu.
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Desde los 16 años se enroló en un barco de carga que lo llevó a países y ciudades específicas donde, en un futuro, filmaría sus películas más importantes, las cuales le valieron distintos premios y fueron aclamadas por la crítica.
La migración
Desde que comenzó a viajar en aquel barco de carga, una temática importante en sus filmes fueron las problemáticas y el alma que desde el punto de vista de Iñárritu tienen los migrantes.
La prueba más fiel de ello es su obra “ Babel ” (2007), que le valió el premio de la palma de Oro en el festival de Cannes, y en donde, como en su ópera prima “Amores perros”, vemos otro sello de sus películas, el cruce de historias, en cuatro distintos escenarios.
Dos jóvenes marroquíes, una pareja de turistas americanos, una joven japonesa con sordera, y una niñera mexicana. Todos son países que el aclamado director conoció, tanto en sus viajes en barco, como en sus estudios cinematográficos, realizados en la ciudad de Los Ángeles.
La explosión de dicha temática llegó en el año 2017, después de consagrarse en la academia estadounidense, obteniendo dos veces el Oscar para Director por “ Birdman ” (2014) y “ The revenant ” (2015), cuando decidió, como una constante en su vida, reinventarse para entrar en el mundo de la realidad virtual con “ Carne y arena ” (2017).
Anteriormente, Iñárritu había pasado de la radio a la televisión y de la televisión al cine, ahora era el turno de pasar a una tecnología visual más potente, pero no completamente desarrollada, por lo que la trama en esta experiencia inmersiva fue realizada de noche, donde el espectador ingresa en medio del desierto y convive con migrantes que sufren el peso de abandonar sus patrias.
El dolor
“No soy un perseguidor del dolor, pero sé que es una condición natural del ser humano, el que no ha visto el dolor no ha visto nada, pero puede transformarse y puede trascender”, dijo Iñárritu en una entrevista para el programa “Cinema 20.1”, de TV UNAM, en 2018.
Desde el personaje de Octavio, interpretado por el mexicano Gael García Bernal, hasta Uxbal, interpretado por el español Javier Bardem, se desarrolla esta premisa que tiene clara el director.
La película donde lo llevó al extremo fue en “The revenant”, donde el personaje Hugh Glass, que fue interpretado por Leonardo DiCaprio, se desarrolló cien por ciento a partir del dolor que siente, después de ser atacado por un oso en medio de un bosque nevado.
Aquella actuación le valió a DiCaprio la estatuilla que se le había negado, ya tres veces, a mejor actor, en los premios Oscar.
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Planos secuencia
Uno de los recursos favoritos con los que Iñárritu experimentó desde los inicios de su carrera fueron los planos secuencia, con los cuales pretendía que el espectador tuviera una inmersión profunda en la trama.
La primera ocasión en que experimentó con ello fue en el videoclip de “ Aviéntame ”, la canción compuesta por el grupo de rock Café Tacvba para la película “Amores perros”.
En él se puede ver, en una sola locación, cómo se desarrollan distintas historias, que van cambiando cuando se enfoca en uno u otro personaje del videoclip.
Luego de esa realización, utilizó nuevamente el recurso en su cortometraje “ Naran Ja ” (2012), un baile que se da en medio del desierto de Los Ángeles, siendo otro experimento de una inmersión radical.
La verdadera radicalización llegó en 2014 con “Birdman”, donde recurre al plano secuencia desde el primer segundo de película, mostrando todo lo que el personaje de Michael Keaton tiene en su camerino y posteriormente mostrar, sin cameos, desde distintos ángulos, la conversación entre tres personajes. Toda la trama está compuesta por un plano secuencia tras otros, algunos de mayor duración.
Sin ser cine, la inmersión total concluye nuevamente con “Carne y arena”, la experiencia de realidad virtual donde el director entrevistó a distintos migrantes para construir el guión de la historia, y realizaron una filmación en el desierto para crear una animación donde el espectador puede tener contacto con la historia en 360 grados a través de lentes de realidad virtual y una locación específica.
Actualmente Alejandro González Iñárritu está por estrenar su filme “ Bardo ”, segunda producción realizada en México, que será protagonizada por Daniel Jiménez Cacho , y aunque ha sido siempre cuestionado por no filmar más películas en su país de origen, él siempre ha creído que no debe “castrarse” al cine con nacionalidades.
“Ruego para que puedan ser tratados con el mismo respeto y dignidad que la gente que construyó esta nación de migrantes”, dijo Iñárritu en su discurso al recibir el Oscar en 2015 a México.
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