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Bono comenzó el miércoles la gira para promocionar su libro con un ánimo “transgresor”, según dijo, un poco culpable por aparecer en el escenario con tres músicos que no eran sus compañeros de U2 y con una sucesión de canciones, bromas y exclamaciones sobre su vida ante seguidores entregados en el Teatro Beacon de Manhattan.
Incluso interpretó una canción en italiano, una versión impecable del tema operístico “Torna a Surriento”.
“Todo esto es un poco surrealista”, dijo en un momento dado. “Pero parece que está yendo bien”.
El cantante, compositor y activista humanitario, de 62 años y nacido como Paul David Hewson, se describió a sí mismo como un niño eterno con los puños “en alto”, un “grandilocuente” astro del rock y un barítono que intenta ser un tenor. Ahora también es un autor publicado y superventas, su “Surrender: 40 Songs, One Story” salió esta semana y ya estaba entre los 10 libros más vendidos en Amazon.com.
A través de “Sunday Bloody Sunday”, “Where the Streets Have No Name” y otros clásicos de U2, el artista repasa su vida desde la opresiva casa de su infancia en Dublín y el dolor por la muerte prematura de su madre, Iris Hewson, a la formación del grupo que le convirtió en una celebridad global y su duradero matrimonio con Alison Stewart.
Entre los asistentes conocidos de la velada estaban el expresidente Bill Clinton, Tom Hanks y el guitarrista de US The Edge. El público cantó y a menudo se puso en pie y vitoreó durante los 90 minutos del espectáculo “Stories of Surrender”, presentado como “una noche de palabras, música y algunas travesuras”.
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