En octubre de 2008, casi nadie sabía quién era Jennifer Lawrence . Entonces la actriz tenía 18 años y, penosa, llegó hasta un pequeño salón en un céntrico hotel de Morelia. Apenas y sonreía.
Horas antes había paseado por algunas calles de la capital michoacana sin que nadie la molestara. Vestida de mezclilla, con bolso plateado en su hombro y chanclas para disfrutar la caminata, sólo era una turista estadounidense más.
Compró un helado y admiró la catedral, sentándose unos minutos en una de las bancas del jardín principal y nadie se le acercó para pedirle una foto.
Lo más destacado en su filmografía hasta ese momento eran dos episodios en “ Medium ” y uno más en la serie “ Monk ”. No había plataformas de streaming y la primera sólo podía ser vista en televisión de paga.
“Hello”, dijo brevemente al sentarse al lado de Guillermo Arriaga , quien la había convencido de acudir al Festival Internacional de Cine de Morelia para presentar “Fuego”, su ópera prima de largometraje y donde ella participaba.
La cinta, un drama moderno, llevaba en el estelar a Charlize Theron , quien opacaba cualquier presencia femenina. Además, estaba el mexicano José María Yazpik como coestelar, diluyendo más la presencia de Jennifer.
Pero estaba ahí. Escuchando a Arriaga en español, idioma que ella no domina.
“Me gusta la ciudad, ojalá a la gente le guste la película” , decía ella una de las dos veces que se le cuestionó.
El escritor de “Amores perros” y “Babel”, ya ganador en Cannes con “Los tres entierros de Melquiades Estrada”, defendía, en pláticas posteriores, la presencia de la actriz.
“Esta chava la va a romper, sólo denle tiempo. Viene fuerte. Es una muy buena actriz y algún día dirán que estuvo aquí”, afirmaba Memo.
Pasaron dos años para que esas palabras tuvieran eco.
En 2010, Jennifer protagonizó “Invierno profundo” y consiguió nominación al Globo de Oro y al Oscar.
Meses después se destaparía su participación en la saga de los X-Men como “Raven/Miystique” y en 2012 se anunciaba su protagónica en la de “Los juegos del hambre”.
Ese viernes de octubre de 2008 se levantó de la reunión y despidió con una sonrisa.
“Thank you”, dijo escuetamente.
Por la noche recorrió nuevamente el jardín principal. Eran sus últimas visitas públicas sin el acoso de sus fans.
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