Hace cuatro años, el municipio de Zapopan y la Universidad de Guadalajara se acercaron a Guillermo del Toro para que dirigiera un documental sobre la Virgen del lugar , a la que anualmente en un evento acuden 2 millones de personas, pero les dijo que no.
"Tengo compromiso hasta 2025", respondió el realizador, quien se encontraba cosechando premios con “La forma del agua" (2017), incluyendo los de Venecia y el Oscar de la Academia americana. Además, se hallaba en pláticas para concretar su añejo sueño “Pinocho”, que estrenará en Netflix este año.
Dos décadas atrás, empujado por el secuestro de su padre y por las deudas que le había dejado su ópera prima “Cronos” (1993), el realizador tapatío emigró a Estados Unidos para comenzar carrera con “Mimic” (1997) y desde entonces, nunca ha regresado por trabajo de acción viva.
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Pero conocedor del medio mexicano, puso sobre la mesa un nombre para que sus proponentes la consideraran: la actriz Ofelia Medina.
"Acabo de ver lo que hizo ella (“Se construyen sueños”, 2019, documental sobre el centro de las artes en la Perla Tapatía) y ella puede hacerlo, siempre le han interesado los grupos originarios, las danzas y eso que se tiene qué ver", opinó el cineasta.
Le hicieron caso. Llamaron a quien a quien frente a la cámara ha encarnado a Frida Kahlo en “Frida, naturaleza viva” (1983); a una mujer revolucionaria (“Voces inocentes”, 2004) o prestado su voz en la animación “La leyenda de la nahuala” (2007), además de haber sido reconocida con el Ariel Honorario por parte de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Medina aceptó de inmediato y puso manos a la obra para conformar el documental “La llevada y la traída”, acerca de ese proceso litúrgico que anualmente se realiza en la ciudad tapatía.
Fue en varias ocasiones el lugar, habló con vecinos, visitó a las comunidades de danzantes que en las romerías se hacen presentes y diseñó junto con su equipo un ambicioso plan de rodaje con hasta 11 cámaras y drones, sin dejar de lado un celular 4K que ella misma usaba para algunas tomas.
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Una vida entre sets
Ofelia podría no tener una carrera de realizadora, pero sí una larga trayectoria que no gusta de la improvisación y eso lo puso en balanza Del Toro cuando dio su nombre.
"Tengo 52 años de actriz haciendo cine, viendo cómo se hace y claro que uno va aprendiendo, va preguntando", indica Medina a EL UNIVERSAL.
"Y estuve casada con Alex Phillips (cinefotógrafo de más de 100 filmes, entre ellos, ‘La vida inútil de Pito Pérez’-1970- y ‘El águila descalza’ -1971-), le preguntaba qué lentes usaba y por qué, me iba a las filmaciones con él y entonces fui aprendiendo, después con Pedro Armendáriz, que también fue productor, y entonces fui aprendiendo la técnica y, claro, al ser actriz sabes en qué momento entrar y salir", explica.
Durante el trabajo de preproducción no se espantó con el monstruo que se le venía encima, pero sí acepta haber pensado en renunciar a él por falta de recursos.
Aún hoy, no sabe cuánto costó y tampoco le importa: "Yo cobré, era una asalariada", dice.
"Una película como esta implica que haya dinero disponible, fueron 20 lugares a los que fuimos y Chapala si requería mucho presupuesto. Alguien me dijo que la dejáramos para el año siguiente, pero mi ángel de la guarda me dijo que no, que siguiera ¡y qué bueno! porque al año siguiente no hubo (2020) por la pandemia", narra.
Año y medio de edición después, pues tan sólo en la revisión de material se consumieron tres meses, el filme estaba listo.
Ahora, espera que la Cineteca Nacional le ponga fecha para su exhibición y que alguna plataforma streaming le dé oportunidad a ser exhibida.
Del Toro tuvo razón. Ofelia pudo con el paquete.