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La cineasta Lila Avilés recuerda su amor por el teatro, espacio en el que dirigió obras como Gardenia Club. Sin embargo, afirma, desde que probó suerte en el largometraje (debutó en 2018 con La camarista) su vida ha cambiado.
“El teatro es algo muy humano y sin ego, eso lo hace especial; en el cine necesitas un millón de mecanismos para que la gente crea. Aún así yo siempre he sido muy visual y aunque amo mucho el teatro no me sentía del todo completa. Hasta que di el paso con La camarista me di cuenta de que es el lugar en el que más feliz soy, así que todo mi ímpetu por ahorita está en el cine”, dice en entrevista.
La cinta de 2018 le dio varios reconocimientos, entre ellos Mejor Ópera Prima en los Premios Platino; esto puso en los ojos del mundo a esta joven directora, pero ella asegura que en el momento de hacer Tótem, su segundo filme, nunca sintió el compromiso de superarla.
“No me interesaba que fuera la más increíble, sino serle fiel a las ideas que uno tiene y en ese sentido admiro mucho a Agnès Varda (directora belga), que tenía la capacidad de hacer una película gigante y luego un documental ella solita sobre la agricultura en Francia”, reflexiona Avilés.
Tótem cuenta la historia de Sol (Naíma Sentíes), una niña de siete años que pasa el día en la casa de su abuelo mientras se prepara una fiesta de cumpleaños para su padre Tonatiuh (Mateo García Elizondo). Con el transcurrir del día, la pequeña sabe que su mundo está a punto de cambiar.
“Hay algo en los vínculos humanos que va más allá de las palabras, me interesaba mucho regresar a la infancia, a esos primeros años; siempre digo esta frase: ‘infancia es destino, hay que poner atención’”.
La directora se lanzó a hacer el filme, que este miércoles fue proyectado en el Festival Internacional de Cine de Morelia, sin expectativas, pero ha viajado a otros festivales y ha obtenido reconocimientos como el Premio de Competencia del Jurado Ecuménico en Berlín.
El largometraje es también la segunda oportunidad para Lila Avilés de representar a México en los Premios Oscar, la primera fue con La camarista pero no pasó la selección de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas para contender en la categoría de Mejor Película Extranjera; de darse, sería la primera directora mexicana en llegar a esta contienda.
“Sería un gran triunfo el simple hecho de estar ahí; al final esto no representa trabajar en EU, pero mi sueño realmente es hacer películas en muchas partes del mundo.
“Si se logra sería una forma de enaltecer no sólo a la industria de mi país, también a la lucha por tener libertad de hacer cine; los premios son sorpresas que vienen con la película”, señala.