Venecia.— "La caja" es una película que nos pone en los zapatos de Hatzín, un adolescente de la Ciudad de México que viaja al norte del país para recoger los restos de su padre, encontrados en una fosa común. Pero esa caja de huesos que le es entregada con frialdad no lo convence. Hay algo que no ha podido encontrar y que lo lleva a aferrarse a un hombre, Mario, reclutador de trabajadores para maquiladoras que se convierte en figura paterna.
En "La caja", el director Lorenzo Vigas explora la importancia de la ausencia pero también la semilla de la violencia. Y es que a Vigas, la ausencia de la figura paterna en las sociedades latinoamericanas es un tema que le apasiona.
“Lo que somos como continente está directamente relacionado con esta realidad. No es casual que en Latinoamérica, fenómenos como el peronismo o el chavismo hayan dejado una huella política y humana tan grande, pues es la figura de los líderes que han llegado a llenar, desde un punto de vista sicológico, ese vacío, esa necesidad, ese padre que nunca estuvo presente en casa y que se intenta compensar de forma desesperada”, explicó el director.
7 AÑOS tardó Lorenzo Vigas en realizar la película
Con sus dos personajes principales, Mario, el reclutador, y Hatzín, el niño que lo sigue, Vigas explora muchas otras problemáticas, como la de la esclavitud laboral que genera clasismo y violencia.
Acerca del peligro de esa necesidad de reemplazar las figuras que faltan en casa y que, según la teoría de Lorenzo, es la que lleva a empatizar con los caudillos, el cineasta enfatizó:
Según Lorenzo, en Latinoamérica siempre tenemos muy presente la figura de la madre, pero a veces es más importante lo que no está.
“La caja también es una película sobre cómo un niño que apenas está encontrando su masculinidad se topa con una figura que considera idílica, cómo comienza a imitarla y lo que eso le lleva a hacer”.
2 PREMIOS INTERNACIONALES ganó con "Desde allá", su cinta anterior: Venecia y San Sebastián.
La apuesta
En todo el proceso de creación del filme hubo varios retos. Uno de ellos fue encontrar al niño protagonista, Hatzín Navarrete, quien llegó en el último momento, cuando Vigas, tras ver cientos de chicos en escuelas de la Ciudad de México, tenía dos opciones con las que no estaba convencido.
“Estábamos muy nerviosos pero el primer día de rodaje nos dimos cuenta de que algo especial ocurría cuando Hatzín actuaba. Él y Hernán Mendoza (el actor que interpreta a Mario) lograron llevar en sus hombros todo el peso de la película”, enfatizó el cineasta, quien pidió a Mendoza que subiera 50 kilos para su papel.