En el, cantó a todas las mujeres que tienen hijos: “divorciadas, madres solteras, lo que sea, felicidades, que Dios las bendiga”, expresó.

Y el público, que ayer por la noche asistió a su concierto gratuito en el , le respondió con aplausos y gritos de alegría. Porque ahí estaba la llamada “Leona Dormida”, quien desde el inicio de su carrera se distinguió por interpretar letras que en esa época eran atrevidas, al retratar a mujeres liberadas del machismo y dueñas de sus cuerpos.

Y demostró que en el contexto de su gira de despedida, tras cinco décadas de carrera, es adorada. Lo fue por Mercedes, la joven de 21 años que estuvo acompañando a su mamá de 53, quienes llegaron casi corriendo para encontrar lugar entre las sillas dispuestas para ellas, y así engrosar a los 20 mil espectadores que llegaron, de acuerdo con cifras de Protección Civil.

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Fue esa gente la que coreó, ya fuera desde la salida a la avenida 20 de noviembre o la calle Madero, “Lo siento mi amor” y “Te pareces tanto a mí”.

“Le agradezco mucho a Dios, a la vida, estar en este escenario tan importante históricamente para nuestro país y en el mundo entero”, dijo la intérprete en su primer diálogo largo con el público.

Fue el momento que la D’Alessio aprovechó para hablar del pasaje oscuro de su vida cuando no podía ver a sus hijos, pues se cansó del maltrato de su entonces pareja.

“Fue una canción que, si ustedes escuchan la letra, normalmente pues es de mujer a hombre, refiriéndose a un amor que ya se rompió”, expresó Lupita para presentar el tema “Aquí estoy yo”.

“Sin embargo, cuando yo tuve que dejar a mis hijos en aquellos ayeres, esta canción significó muchísimo, como si yo se la cantara a ellos a la distancia, porque no los podía ver”, recordó la artista.

Fue justo con uno de sus hijos, el también actor y exdiputado Ernesto, con el que cantó la emblemática “Ni guerra, ni paz”.

La llovizna que cayó una hora antes del concierto no regresó, aunque varias nubes no dejaron de estar presentes.

“¿Ya vieron la luna?”, preguntó Lupita en un momento en que se alcanzó a notar entre las nubes.

Fiesta para todos

Para seguir los detalles de la presentación, el gobierno dispuso de seis pantallas gigantes frente a las cuales se apostaron decenas de personas que, de pie, se quedaron hasta el final.

Solo a un hombre y a dos pequeños niños pareció no importarles el evento, pues durante casi la primera mitad estuvieron felices jugando con una pelota, driblándose entre sí y disparando para anotar en una portería imaginaria, frente a Palacio Nacional.

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No vieron cuando Lupita cantó “Juro que no me doy cuenta” y “Leona dormida”. Ya no se quedaron para “Acaríciame”, tras la cual la cantante escuchó el coro de: “Lupita, Lupita”, llevándose la mano al pecho, conmovida.

Antes de “Mudanzas”, la intérprete llamó al escenario a sus hijos Jorge, Ernesto y César. Uno le dio una rosa, y en las pantallas se proyectaron fotos de ella cuidándolos de pequeños.

Junto a “Mentiras”, fueron los temas elegidos para concluir la velada de una hora y 52 minutos: “Gracias por su cariño, por su amor, por su lealtad a mi música durante muchísimos años”, cerró la “Leona”, antes de tomarse una selfie con la gente.

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