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Medio centenar de personas tuvieron que ser atendidas por la Cruz Roja el día del entierro de Pedro Infante, su muerte causó desmayos, insolación, crisis nerviosa y golpes, siete personas que asistieron al sepelio fueron hospitalizadas.
El 15 de abril de 1957 murió Pedro Infante Cruz, el Panteón Jardín, que hoy luce apacible, fue un lugar desolador cuando miles de personas lloraron al artista y sus restos fueron sepultados.
EL UNIVERSAL visitó este cementerio ubicado al surponiente de la Ciudad de México, cinco racimos de flores de colores decoran la tumba del actor nacido en Mazatlán Sinaloa el 18 de noviembre de 1917, el pasto corto y verde le da un alegre toque a la última morada de una de las figuras más queridas de la Época de Oro.
El busto de Pedro encabeza el homenaje luctuoso al ídolo de México, de un lado yacen los restos de Pedro, del otro los de su padre Delfino Infante, ahí también descansan los de su madre María del Refugio, y los de sus hermanos Ángel Delfino, María Carmela y José Delfino.
En la parte izquierda, donde está enterrado Infante, hay una inscripción en letras doradas que dice:
"Pedro Infante Cruz falleció el 15 de abril de 1957. Perdimos a un ser que tanto amamos acá en la tierra, hacer Señor que por nuestras oraciones y ruegos consigamos cuanto antes un puesto para él en el cielo, desde donde vele por sus familiares. Su madre Refugio C.de Infante Su esposa María L.L. de Infante y hermanos”.
En la primera plana de EL UNIVERSAL del martes 16 de abril de 1957, se informó que Pedro Infante había muerto de manera trágica, el avión en el que viajaba se estrelló, y sus restos no se iban a poder exponer al público porque el actor había quedado totalmente desfigurado.
El avión era un carguero que conducía a la Ciudad de México una fuerte remesa de pescado del Golfo, y llevaba como tripulación, además de Infante en calidad de copiloto, a Victor Manuel Vidal Lorca, piloto, y a Marciano Bautista, mecánico de aviación; el avión acababa de despegar del aeropuerto de Mérida.
La aeronave pertenecía a la empresa Transportes Aéreos Mexicanos , S.A., línea fundada y regentada por Pedro Infante. Minutos después de haber despegado, el avión se desplomó en el patio de una casa donde una mujer, acompañada de un niño, lavaba ropa; ambos murieron.
Por Pedro, desmayos, lágrimas y lamentos
La Cruz Roja atendió a más de 60 personas que sufrieron desmayos, insolación, crisis nerviosa y golpes el día del entierro de Pedro Infante, siete personas tuvieron que ser hospitalizadas.
Cuando los restos del artista llegaron al aeropuerto de la Ciudad de México empezó el caos en medio de un mar de lágrimas nutrido por personas de todas las edades.
“Varias de las inconsolables admiradoras de Pedro sufrieron desmayos en el momento preciso en que salía el ataúd del aeropuerto, y fueron atendidas inmediatamente por las ambulancias que en gran número, fueron concentradas por la Benemérita Cruz Roja Mexicana”, reportó este diario.
Antes de ser sepultado, el protagonista de 50 películas y de más de 300 grabaciones musicales recibió un homenaje en el Teatro Jorge Negrete , en donde se congregaron masivamente sus seguidores.
“Las mujeres lloraban llevando a sus hijos en brazos; los hombres apenas contenían las lágrimas y en sus rostros eran visibles las expresiones de profundo dolor”.
“Una niña humilde al llegar junto al ataúd se arrodilló y ya nadie pudo separarla del féretro durante varias horas. Rezaba y rezaba sin cansancio”, se lee en las páginas del 17 de abril de 1953.
“Constantemente entraban en la fila los voceadores, quienes en esos momentos suspendían su venta y pasaban entristecidos junto al cadáver de su amigo, pues Infante siempre mostró especial predilección por ellos. Obreros con sus trajes de taller sucios por la labor reciente también pasaban a dar su último adiós al ídolo”.
Todos querían estar junto a Pedro Infante por última vez, EL UNIVERSAL recogió el testimonio de una familia que asistió a darle el último adiós a la voz de “Nocturnal”.
“Un señor desesperado, al no encontrar a nadie en su casa, se dirigió al Teatro Jorge Negrete , ahí se calmó, pues encontró a todos: a su mujer, a sus hijos, a su suegra, a sus cuñados y a sus sobrinos. Nadie había faltado a la Capilla Ardiente”.
Desde que los restos del cantante llegaron a la Ciudad de México y se supo que la Cruz Roja atendió a varias víctimas, se enviaron seis ambulancias a las inmediaciones del Panteón Jardín.
Más de cien mil personas se congregaron en este campo santo para despedir al intérprete de “Deja que salga la luna”; fue un adiós entrañable y desesperado acompañado de canciones y sollozos.
Durante 90 minutos, la gente del pueblo y la policía sostuvieron una lucha, pues los fans del artista querían estar lo más cerca posible a los restos de Pedro, pero los granaderos trataron de contener la euforia, esto desesperó a la gente que finalmente burló a los cuerpos de seguridad.
“La multitud se entusiasmó y olvidándose de que se trataba de un sepelio empezó a lanzar gritos: '¡Ya llegó Pedro!, ¡Ya llegó Pedro!”.
Los granaderos de la policía, para guardar el orden, repartieron macanazos entre el pueblo, una gran parte del medio centenar atendido por la Cruz Roja fue de lesionados por la policía.
Todo mundo lloraba, Antonio Matouk , el representante de Pedro Infante, se desmayó; Sara Guash, la actriz chilena, sufrió una fuerte crisis nerviosa que la llevó al hospital ; la señora madre de Infante casi se desmayaba; la Cruz Roja tuvo que intervenir.
María Teresa Infante, hermana de Pedro, sufrió un shock nervioso que la llevó al hospital, donde le administraron sedantes, media hora después ya se había recuperado.
Un comandante de la policía no identificado fue golpeado por la multitud luego de la repartición de los macanazos. “Los asistentes al sepelio tomaron represalias por los macanazos que repartieron los granaderos”.
“Amorcito corazón serás mi amor”
Tres emotivos momentos marcaron la despedida de Pedro Infante, el primero de ellos fue cuando el Licenciado Rodolfo Echeverría, secretario general de la Asociación Nacional de Actores, pronunció una conmovedora oración fúnebre:
“Tu vida apasionada y agitada vibró siempre con entusiasmo, entregándote cabalmente al amor de tus padres, hijo modelo; de tus hermanos, pariente ejemplar; de tus hijos, padre tierno y delicado; de tus amigos, amigo generoso y noble; de tus compañeras en la vida, amante arrebatado; de tu carrera , actor pundonoroso ; y si a veces no fuiste razonable, si nada de la vida te quedó oculto, es que amaste mucho, intensamente, con el calor y la enjundia de los hombres de tu Sinaloa querida”.
El segundo momento fue cuando el escuadrón de motociclistas pasó lista de presente de sus miembros caídos y se escuchó el nombre de Pedro Infante al final. El público contestó: “¡Presente!”.
Y finalmente, cuando el ataúd ya iba a ser enterrado, una sola voz se escuchó en todo el Panteón Jardín.
“Cuando se dio la orden para el descenso de la caja mortuoria y la multitud se hallaba estremecida de dolor, empezaron a escucharse las voces de grupos de mariachis que entonaban ‘Amorcito corazón’. Las notas de las guitarras fueron cada vez con con más vigor y llegó un momento en que todo el pueblo entonaba la melodía. Siguieron muchos otros cantos, hasta que llenó el ambiente la música de “Las Golondrinas”.
Entonces, un solo canto al cielo le decía “hasta siempre” a Pedro Infante. La gente no pudo lograr verlo porque el accidente mutiló y quemó horriblemente su cuerpo, sin embargo no fue necesario, porque Pedro estaba ahí, entre los cantos y las lágrimas de su gente.
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