Todos los días, al encender la televisión, la computadora o un dispositivo móvil, llegan a la gente noticias de actos de crueldad hacia otro individuo, el problema es que ya no impresionan al espectador. Y eso, para la cineasta Teresa Latorre, es alarmante.

“Estamos ante una sociedad más violenta, donde los actos de agresión se normalizan, sobre todo cuando estos llegan a través de pantallas”, dijo Teresa Latorre.

Esto lo pudo comprobar en un caso real que cimbró a España en 2016, cuando en el pueblo de Pioz, en Guadalajara, Patrick Nogueira, de 19 años, asesinó a su tío Marcos Campos, a su esposa y primos, acción que reportó al otro lado del mundo a través de WhatsApp a su amigo Marvin Henriques, quien guardó silencio.

“En este crimen hay dos factores que captaron mi atención: la juventud de las personas implicadas, su poca empatía y que ven la violencia de una manera natural; segundo, cómo las redes sociales hacen que se normalicen algunas cosas que si las vieran en directo no pasaría algo así”.

Todo esto lo plasmó en la docuserie No se lo digas a nadie, la cual produjo con Atresmedia y que ya está disponible en todo el mundo en la plataforma ATRESPlayer Premium, con un total de cinco capítulos.

“Esta docuserie nos permite reflexionar sobre cosas que a veces no nos planteamos. Claro, nos resulta muy lejano a todos el hecho de matar a tu familia, no nos vemos en esa posición, pero cuando lo ves en un drama eres capaz de preguntarte cosas que tal vez no ta habías cuestionando”, explicó.

Una de las cosas que esta docuserie pone en evidencia es cómo el sistema de gobierno falló en detectar a un potencial criminal, porque Patrick tenía ya un antecedente criminal al haber apuñalado a un profesor en la preparatoria, y estuvo en reformatorio.

“Los padres no vieron lo que tenían delante. Ese chico entró en un centro de menores 17 días, entonces debió haber existido una supervisión por parte del sistema que no fue eficiente”.

Entre las consecuencias que generó el estreno en España, de acuerdo con la productora, es que el caso se reabrió, pero ahora para analizar el papel que tuvo Marvin en el homicidio, es decir, si lo pueden considerar cómplice o no por haber recibido los mensajes y no haber hecho nada.

¿Es válido estando a miles de kilómetros de distancia? Es una de las preguntas que deja, añadió Latorre.

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