El cineasta Roman Polanski apelará su expulsión de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos, organización que otorga los premios Oscar.
La semana pasada, la Academia anunció la expulsión de Polanski y del comediante Bill Cosby “de acuerdo con los estándares de conducta de la organización”.
Ambos personajes han enfrentado polémicas por su conducta sexual.
A Polanski lo persigue un proceso por un encuentro sexual con una menor en 1977, razón por la que no ha pisado territorio estadounidense en cuatro décadas.
Harland Braun, abogado de Polanski, dijo a la revista Vanity Fair: “queremos el debido proceso. Eso no es mucho pedir a la Academia de Hollywood ¿o sí?”.
Braun añadió que después de que fuera notificado, Polanski tiene 10 días para presentar su postura.
“Fue una completa debacle en el sentido de que no siguieron sus propias reglas.
“Es impactante que sean tan injustos. Vamos a tratar de sentarnos con la Academia y decir : ‘hey chicos, sigan las reglas’”, indicó el abogado en la entrevista con la publicación.
Samantha Geimer, la víctima en el caso de Polanski, dijo que la decisión de la Academia era “cruel” y sólo un acto de “relaciones públicas”.
Polanski ganó en 2003 el Oscar de Mejor Director por El pianista y Harrison Ford recibió el premio en su honor, ante una audiencia que ofreció una ovación de pie.
Cuando se dio a conocer la expulsión simultánea de Polanski y Cosby, las reacciones del realizador polaco, de 84 años, no se hicieron esperar.
“Roman es un hombre fuerte psíquicamente.
“Ya ha vivido cosas (malas) en su vida, y no está desde luego contento. Está conmocionado”, declaró su abogado, Jan Olszewski.
“Lo ocurrido tiene el rasgo del maltrato psíquico a nuestro cliente, una persona mayor.
“Poner al mismo nivel a Bill Cosby y Roman Polanski es un total malentendido, un acoso”, agregó el abogado haciendo referencia a la reciente condena que recibió Bill Cosby tras ser declarado culpable de tres delitos de agresión sexual.
Además, la Universidad de Yale le revocará al actor el título Doctor Honoris Causa que le había entregado en 2003, en un hecho inédito en la historia del plantel.