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Nueve años antes de la trágica muerte de Pedro Infante , se estrenó en las pantallas cinematográficas “Angelitos negros” , una de las películas más tiernas que protagonizó el ídolo de Guamúchil, en donde interpreta a un encantador papá que defiende a su hija del racismo de su propia madre.
personificó a un famoso cantante llamado José Carlos Ruiz , que se enamora perdidamente de Ana Luisa, una hermosa mujer rubia ( Emilia Guiú ), con quien se casa y tiene a una hija llamada Belén ; la pequeña se vuelve la manzana de la discordia del matrimonio.
Belén, protagonizada por Titina Romay , enterneció al público mexicano con su inigualable mirada, cómo olvidar la escena donde se pinta el rostro para “ser blanca” y así alcanzar el amor de su mamá, quien la desprecia por ser negra.
“Aunque la Virgen sea blanca píntame angelitos negros, que también se van al cielo todos los negritos buenos”, se lee en el póster de la película, publicado en las páginas de EL UNIVERSAL, en noviembre de 1948.
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La historia de este drama antirracista , dirigido por Joselito Rodríguez , llegó en un año en el que Pedro Infante estrenó cinco películas, una de ellas “Los tres huastecos”, también encabezada por una niña, María Eugenia Llamas, “La Tucita”.
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En “Angelitos negros”, la pequeña hija de Infante es Titina Romay, hija del director Joselito, quien en un inicio se negó a que su pequeña actuara en la película, sin embargo, por azares del destino, Titina termina como la protagonista de esta historia.
Titina sorprendió a su propio padre
María Cristina Rodríguez Maz, mejor conocida como Titina Romay, interpretó a la encantadora niña Belén, sin que esto estuviera planeado por el director Joselito Rodríguez, su padre.
A Titina le costó mucho trabajo obtener el protagónico, pues su papá ya había elegido a la niña, pero después de tres meses de ensayos, dicha niña se intimidó ante las luces y las cámaras, por lo que Romay aprovechó la oportunidad, se sabía los diálogos y sólo era cuestión de cambiar el tono de su piel, para embonar con el papel.
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En entrevista con “Momentos de telenovela”, Titina Romay recordó cómo logró quedarse con el personaje:
“Se consiguió una negrita auténtica, la niña estuvo con nosotros como tres meses, yo veía cómo la ensayaban, cómo mi papá le decía que tenía que expresar los diálogos, yo era amiguita de ella, jugábamos y todo, pero yo quería hacer la película, pero era güerita, blanca, y mi papá decía ‘no, tú no puedes hacerlo’”, expresó.
“Cuando ya se empezó la filmación, la niña se asustó con las cámaras y las luces, cosa que yo nací ahí, dentro del medio, no me daba ni miedo ni pena ni nada; mi papá desesperado dijo que le buscaran a una niña negrita, pero en México era muy difícil encontrar a una niña de color”, contó.
Mientras encontraban a la niña indicada, Titina se apareció ante su padre caracterizada, y fascinó al equipo de producción, no sólo por su apariencia, sino por excelente actuación.
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“Yo empecé a llorar (a actuar), mi papá empezó llore y llore, los camarógrafos llore y llore, entonces mi papá dice ‘corte’, y me dice: ‘Titina, te quedas con el papel’... y así fue como hice esa película”, aseveró.
El personaje de Belén sufre de discriminación a lo largo del filme, en el que también actúa la cubana Rita Montaner, nana de la madre de Belén, que oculta una verdad que cambiará el rumbo de la historia.
Pedro Infante deleitó con música y poesía
En la película, la pequeña Belén sólo recibía amor de su papá José Carlos (Pedro Infante) y de la nana Mercé. En su cumpleaños número cuatro, su madre no la felicita y no la acompaña a partir el pastel, sólo su papá la consiente y le canta una canción mientras toca el piano frente a su mirada triste.
El tema “Angelitos negros”, interpretado por Pedro Infante, es un extracto del poema “Píntame angelitos negros” , del escritor venezolano Andrés Eloy Blanco . Este poema se considera un himno contra la discriminación racial , se incluyó en una obra póstuma del autor titulada “La Juanbimbada”, en 1959.
En su adaptación al ritmo bolero, se redujo la extensión de la poesía para hacerlo más apropiado a la longitud de la obra musical. En México se dio a conocer gracias al compositor mexicano Manuel Álvarez “Maciste” y a la magistral interpretación de Pedro Infante.
A continuación el poema de Andrés Eloy Blanco, quien escribió poesía con un sentido social, ya que además de tener vocación de poeta, también la tuvo de abogado y político.
¡Ah mundo! La Negra Juana,
¡la mano que le pasó!
Se le murió su negrito,
sí señor.
—Ay, compadrito del alma,
¡tan sano que estaba el negro!
Yo no le acataba el pliegue,
yo no le acataba el hueso;
como yo me enflaquecía,
lo medía con mi cuerpo,
se me iba poniendo flaco
como yo me iba poniendo.
Se me murió mi negrito;
Dios lo tendrá dispuesto;
ya lo tendrá colocao
como angelito del Cielo.
—Desengáñese, comadre,
que no hay angelitos negros.
Pintor de santos de alcoba,
pintor sin tierra en el pecho,
que cuando pintas tus santos
no te acuerdas de tu pueblo,
que cuando pintas tus Vírgenes
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.
Pintor nacido en mi tierra,
con el pincel extranjero,
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos,
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.
No hay pintor que pintara
angelitos de mi pueblo.
Yo quiero angelitos blancos
con angelitos morenos.
Ángel de buena familia
no basta para mi cielo.
Si queda un pintor de santos,
si queda un pintor de cielos,
que haga el cielo de mi tierra,
con los tonos de mi pueblo,
con su ángel de perla fina,
con su ángel de medio pelo,
con sus ángeles catires,
con sus ángeles morenos,
con sus angelitos blancos,
con sus angelitos indios,
con sus angelitos negros,
que vayan comiendo mango
por las barriadas del cielo.
Si al cielo voy algún día,
tengo que hallarte en el cielo,
angelitico del diablo,
serafín cucurusero.
Si sabes pintar tu tierra,
así has de pintar tu cielo,
con su sol que tuesta blancos,
con su sol que suda negros,
porque para eso lo tienes
calientito y de los buenos.
Aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.
No hay una iglesia de rumbo,
no hay una iglesia de pueblo,
donde hayan dejado entrar
al cuadro angelitos negros.
Y entonces, ¿adónde van,
angelitos de mi pueblo,
zamuritos de Guaribe,
torditos de Barlovento?
Pintor que pintas tu tierra,
si quieres pintar tu cielo,
cuando pintas angelitos
acuérdate de tu pueblo
y al lado del ángel rubio
y junto al ángel trigueño,
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros.
Esta es la versión interpretada por Pedro Infante:
"Angelitos negros" al ritmo de la agrupación uruguaya Los Olimareños.
"Angelitos negros" en voz la estadounidense Roberta Flack.
En 1997, la cubana Celia Cruz protagonizó para Televisa la telenovela mexicana "El alma no tiene color" , producida por Juan Osorio y estelarizada por Laura Flores y Arturo Peniche. Se trató de un remake de la cinta "Angelitos negros" donde Celia interpretó el papel de una mujer de raza negra que da a luz a una hija blanca.
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