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araceli.garciam@clabsa.com.mx
Ganar el premio Cámara de Oro por su ópera prima Nuestras Madres este fin de semana en el Festival de Cannes ha puesto los reflectores en el cineasta guatemalteco César Díaz. Sobre todo espera que las miradas se dirijan hacia una situación que, aunque es real, se percibe invisible.
“La prensa del mundo entero de pronto se está dando cuenta que aquí hubo un genocidio, se está interesando en este pequeño país, incluso iberoamérica”, dice.
La película nació a raíz de la investigación que Díaz hacía para un documental; al llegar a Pambach en San Cristóbal, Verapaz se encontró con que había sucedido una masacre.
“Las mujeres de ahí me contaron lo que sucedió de una manera muy precisa, habían asesinado a todos los hombres, a los niños y a ellas las habían violado”, explica.
“Estas mujeres contaban la historia para que fuera real y porque están dentro de una tradición oral y necesitan contar para que las nuevas generaciones sepan y tratar de que no se repita”, comenta a EL UNIVERSAL.
En ese contexto Nuestras madres sigue a Ernesto ( el mexicano Armando Espitia), un antropólogo forense en Guatemala que busca a su padre desaparecido durante la guerra; tras ciertos hechos intenta desenterrar los cuerpos del pueblo buscando descubrir su identidad. Al mexicano lo acompaña Emma Dib como Cristina, y mujeres que en la realidad son habitantes de San Cristóbal.
¿Guatemala o México? El cineasta considera que en su país existe una negación de la historia. Como la mayoría de víctimas eran indígenas “y como los indígenas en este país o en toda Latinoamérica no cuentan tampoco, es grave que hayan matado a 250 mil personas”, dice.
Explica que la historia de Nuestras madres bien podría desarrollarse en Colombia, Argentina o México.
“Lo que me parece interesante desde el punto de vista de México es que lo que sucedió aquí con la guerra y lo que sigue ahora sucediendo es un poco lo que pasa con la guerra contra el narco, esas desapariciones de chicas, de jóvenes, esa lucha que hay por encontrar los restos, restos de migrantes nos siguen sucediendo”, sentencia.
“Necesitamos hacer duelo, encontrar a nuestros seres queridos y por eso creo que en México podría tener una repercusión bien interesante”.
César Díaz espera que la cinta tenga una fuerte presencia en salas y el tema se mantenga en la mesa.
“Si no hablamos como país, no nos vamos a reconciliar, como sociedad no vamos a avanzar y una de las funciones del filme debería ser esta, crear estos diálogos, estos puentes”.