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César Bono bromea diciendo “antes caminaba mejor”, pero detrás de esas palabras comenta que está desesperado por la movilidad actual de su cuerpo, aun así, agradece la oportunidad que se le brindó de seguir con vida tras un infarto al miocardio y ocho infartos cerebrales.
“Energía sí tengo, pero estoy muy desesperado en cuanto a la movilidad, yo tengo ciertos problemas de salud, todo empezó con un infarto al corazón y algo que lo hace completamente distinto es que, una vez que sobrevives al infarto del corazón, sigues siendo el mismo, tu misma mente, cuerpo, todo sigue igual antes que el infarto.
“…pero ocho infartos en el cerebro, que es lo que tuve después del corazón, matan de cuatro a seis personas, según me dijo la neuróloga, o sea que yo formé parte de los dos que sobreviven, pero me dejaron estos problemas de movilidad que sí desesperan”, comenta César Bono.
El actor comenta que nada puede hacer nada ante las secuelas, pero le queda como consuelo el recuerdo de que alguna vez en su vida pudo ser un deportista y, aunque no lo hizo de manera profesional, sí fue muy bueno.
“Ahora que soy un viejo, bueno un ‘viejín’ de 71 años, echo por tierra mi teoría; antes no me querían por joven, sino porque disfruto reírme con todos ustedes”: CÉSAR BONO, Actor.
“Cuando hago bromas de que antes caminaba mejor, el consuelo que me queda es que alguna vez caminé muy bien, que alguna vez fui un deportista, no de grandes alturas, pero sí jugaba tenis y sí vencía a gente de más de 1.90 metros de estatura y mucho más jóvenes que yo; no fui profesional, fui un tenista bastante llanero, fui un futbolista, jugué en una liga industrial en Nezahualcóyotl y también metía muchos goles, me cotorreaban mucho por la narizota y me decían ‘Enrique Borja’ (risas)”, expresa.
Su amor por la actuación no se ha visto afectado debido a salud y ese trabajo que tanto ama, enfatiza que lo seguirá desempeñando hasta el último día de su vida, por ahora celebra 20 años de ser el protagonista de Defendiendo al cavernícola.
“Siempre el Cavernícola... podrá ser más viejo, yo recuerdo cuando empecé en esta profesión yo era el ‘Benjamín’ de los comediantes, casi todos los comediantes, por poner nombres, Alejandro y Héctor Suárez, el señor Valdés, Fernando Luján, todos ellos eran mayores que yo, incluso llegué a pensar que por eso me llamaban a hacer comedia, dije: ‘quieren un comediante que esté más chavo’ y ahora que soy un viejo, bueno un ‘viejín’, me gusta más esa palabra (risas), de 71 años, pues echa por tierra mi teoría, no era por joven que me querían, sino porque disfruto reírme con todos ustedes”, señala.