Un shock anafiláctico al nacer le complicó la infancia a Carla Estrada: se hizo insegura, callada y tímida; estar expuesta no era lo suyo, mucho menos mandar en un mundo que en los años 80 estaba dominado por hombres.
La joven veinteañera recién egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana y con ganas de crecer causaba ternura y contagiaba con su entusiasmo en Televisa, pero no así cuando el cargo de coordinadora cambió a productora, o sea, cuando se convirtió en “la jefa”.
Hoy, a 10 meses de haber salido de la televisora de San Angel, donde transcurrió su carrera de más de 40 años como productora de telenovelas y programas, toma aire, dice incluso sentir que “camina diferente”; mira atrás y repara cómo fue construyendo su historia en la televisión mexicana que comprende más de 30 telenovelas y programas.
Lee también: Chespirito reconcilia a Florinda Meza y Roberto Gómez Fernández
Para empezar, no siempre tuvo ese don de mando.
“Nací con un shock anafiláctico porque mi mamá era alérgica a la penicilina. Nací a los ocho meses, no se desarrolló bien mi estómago, ni mis pulmones, estuve en incubadora y eso hizo que fuera una niña enfermiza. Mis primeros siete años fueron difíciles, me daba alergia todo: animales, plantas, tierra, jabón, comida y tenía problemas de salud, lo que me hizo insegura y callada. Pero eso también me convirtió en una persona observadora”, cuenta.
Carla comenzó a trabajar en Televisa, tras haber conocido de forma casual al entonces productor Victor Hugo O’Farrill. La hizo de asistente en Gabriel y Gabriela, revisaba presupuestos y otras tareas hasta que llegó XE-TÚ, en 1982, para después producir telenovelas juveniles (Pobre juventud, Quinceañera) que serían preámbulo de éxitos como Te sigo amando, El privilegio de amar y recientemente bioseries como Silvia Pinal... frente a ti y Gloria Trevi: Ellas soy yo.
Lee también: Yahir y su hijo Tristán protagonizan un nuevo reencuentro
¿A qué retos se enfrentó al principio como productora?
A todos. Antes era coordinadora, pero el medio no era tan duro, ni malos conmigo; eso cambió. En el momento que pusieron: “productora ejecutiva Carla Estrada” todos eran mis enemigos, una cosa impresionante, porque una cosa es ser asistente, pero otra es tener el título de productora y eso no me lo perdonaron.
Yo decirle a un técnico, que llevaba más de 30 años trabajando en Televisa, lo que debía hacer, era algo complicado porque no le gustaba.
¿Por qué lo dice?
Un día el jefe del foro más importante de Televisa y en ese entonces el mejor de Latinoamérica, me golpeó con el cable de una cámara, fuertísimo. Voltee y le dije una grosería, me dolía muchísimo. Dije: “ni modo”, porque no te podías quejar; si lo hacías decían: “¿estás en sus días?” O claro, “tenía que ser vieja, ya está llorando o fue a chismear”.
¿Qué otras cosas enfrentó?
Un día, por mi cumpleaños, un ingeniero llegó con una tabla llena de muchas mamilas: “es tu regalo”. Me dijo que porque “eres una mamona”.
¿En algún momento le pidieron perdón?
Sí. Durante la grabación de Alondra un técnico se acercó a pedirme perdón “porque fuimos muy malos contigo”. Me explicó que su esposa admiraba mis novelas y le decía que un día debía pedirme disculpas. Le dije que no necesitaba su perdón, sino que agradecía a él y a todos por el daño que me hicieron.
¿Por qué?
Tanto daño en su momento también me hizo mucho bien, me hizo aprender e hicieron que yo tuviera que saber de maquillaje, cámaras... A todo le veían un defecto: “ahí no va el micrófono”, “la luz va mal”. Me hicieron aprender de iluminación, de audio y todo.
¿Cree que este machismo ha disminuido?
No te podría decir en qué momento todo esto cambió, pero sí sucedió. Yo tenía que demostrar mi valía, llegar temprano y no cometer errores, ya que cualquier fallo se exageraba. Trabajaba duro para no equivocarme, estudiaba mis guiones, dirigía cámaras y escenas. Un día di una indicación de iluminación y noté que me hacían caso, no me cuestionaban, entonces empecé a ser menos ruda, porque soy exigente.
¿Qué opina del legado que está dejando en la tv?
A estas alturas sí construí un legado. Siento una responsabilidad con la sociedad, por eso tengo una fundación que apoya a niños en situación de calle y a algunos hijos de gente que está en la cárcel.
¿Fue difícil salir de Televisa después de tantos años?
Fíjate que no, era algo que ya sabía que iba a pasar. Mi último contrato fue de 10 años, me tocó muy largo. Realmente estoy agotada, pero estoy sana.