Esta Navidad, Biby Gaytán cambiará la tranquilidad del hogar después de la cena del 24 por las luces del escenario. Será una imagen distinta a la de muchos años, cuando estas fechas estaban dedicadas completamente a su familia.
Su matrimonio con el también actor Eduardo Capetillo atrajo las miradas de todos en 1994 y fue considerado el más mediático del momento. Luego, llegaron sus hijos: Eduardo Jr. (1994), Ana Paula (1997) y Alejandra (1999).
Y por años, Biby disfrutó navidades enteramente familiares, especialmente durante la pausa de 15 años, durante los cuales también llegaron los mellizos Daniel y Manuel (2014).
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Hoy, con sus hijos mayores forjando sus propias historias y los pequeños en edad de entender que su madre es también una artista, Biby disfruta ambas facetas: la de la crianza, que nunca termina, y la actoral, que asume con entusiasmo en la obra Dos locas de remate (recargadas).
“Cuando fui madre, sobre todo de mis primeros hijos, estaba yo descubriéndome como mamá; no quise perderme nada de mis gordos, pero de una u otra manera buscaba hacer participaciones especiales o lo que el tiempo me permitía, porque siempre he tenido claras mis prioridades, que son Dios, mi familia y mi trabajo”, comparte Biby.
Así que mientras muchos descansan, ella estará sobre el escenario del Nuevo Teatro Libanés. Pero para Biby, no hay mejor forma de celebrar estas fechas que haciendo lo que ama.
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“Ya sé de qué manera puedo ordenar mi tiempo, cómo puedo no poner tan en pausa a esa Biby profesional que es tan importante, porque es muy fundamental sentirte satisfecha y la vida me lo permite con un trabajo como este”.
Dispuesta a sonreír
La obra, una comedia que explora los conflictos familiares, refleja las emociones propias de esta temporada. En ella, Biby interpreta a Julia, una mujer encerrada en su propio mundo, cuya convivencia forzada con su hermana desentierra viejos resentimientos. Pero, más allá de las risas que provoca, la actriz encuentra en este personaje una oportunidad para conectar con sus distintas emociones.
“Estoy muy agradecida de adentrarme por primera vez en un proyecto de lleno en la comedia, porque en los otros personajes, aunque tenían sus giños de comedia, no eran una obra así, que me reta como actriz”, explica.
Mientras ella disfruta su regreso a los escenarios, también celebra los logros de sus hijos, quienes este año han brillado con luz propia. Eduardo, el mayor, destacó en el reality Juego de voces; Ana Paula y Alejandra se consolidaron como influencers, siendo esta última también modelo.
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Verlos alcanzar sus metas es motivo de orgullo, y no duda en compartir que siempre les ha inculcado el valor de la disciplina y la preparación en sus vidas.
“Supe que necesitaba prepararme en varios ámbitos, como el vocal y en actuación. Esa fue la más grande lección, porque dije: ‘¿Quiero hacer realmente esto y hacerlo bien? ¿Tener una carrera seria? Pues me tengo que preparar, porque yo sí quiero vivir de esto’; y eso se los he transmitido a mis hijos, porque hay que estar listos para las oportunidades y no conformarse”.
Con una vida tan rica en experiencias personales y profesionales, que incluye teatro y televisión, Biby reflexiona sobre la importancia de estar lista para los desafíos que la vida y el arte le presentan. Por eso, a sus 52 años, todos los días vocaliza, dedica tiempo a la danza y busca cursos que la ayuden a seguir creciendo.
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“Si se pierde esa motivación, se pierde la magia de lo que hacemos”, comparte.
Si bien nunca se fue del todo, su regreso a los escenarios teatrales en 2019 con el musical Chicago y oportunidades como la obra Dos locas de remate las ha tomado con filosofía: “Siempre he creído que cada proyecto llega cuando tiene que llegar, y cada uno te aporta lo que necesitas”.