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Una familia fracturada, la ausencia de un hijo y un duelo no concluido son algunos de los ejes temáticos con los que la puesta "Todos eran mis hijos" hace contacto con el contexto que se vive en nuestro país hoy en día.
Arcelia Ramírez, actriz que protagoniza la actual temporada del montaje que se presenta en el Foro La Gruta, del Centro Cultural Helénico, destaca la actualidad que cobra el texto de Arthur Miller, como la desaparición de personas. La obra fue estrenada en Nueva York hace casi 80 años.
“Como todos los clásicos tiene contenido humano. En este caso, se hermana con la realidad de este país, que desgraciadamente alberga a tantas familias que esperan a sus hijos desaparecidos”, explica.
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La actriz interpreta a una madre que ha perdido a su hijo mayor debido a los desastres de la Segunda Guerra Mundial.
“En México no tenemos una guerra declarada, pero sí hay una especie de guerra civil que ha costado muchas vidas y ha generado mucho dolor, muchas heridas, ha dejado muchas familias destruidas”, considera.
Para la protagonista de la cinta La civil, este clásico del teatro norteamericano —que en esta ocasión es dirigido por Diego del Río— es contundente porque expone sin preámbulos la esperanza y la duda ante la ausencia de un ser querido, además del duelo.
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“Lo que más duele es la incertidumbre, el no saber dónde están, si van a regresar o no, y eso se convierte en una herida abierta que traza las rutas en las que esta familia se relaciona y determina cómo el hijo menor se relaciona con el padre. Es una familia que también guarda un secreto que les pesa, pues entraña dilemas morales. Es una dramaturgia que permite al espectador reflexionar sobre la estructura familiar y la interacción, por eso no pasa de moda un texto así”, explica la actriz.
Para Ramírez, quien recientemente participó en el cortometraje Aquí estoy, que también aborda el tema de la pérdida de un ser amado, la dirección que Diego del Río creó es una dinámica que hace sentir al público más cerca de los personajes y de sus conflictos.
“Diego modificó el tono, lo que da la sensación de que el espectador está viendo la acción a través de la rendija de una puerta, creo que esta mecánica le viene muy bien a esta obra”, considera.
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